El siglo XX tuvo un carácter multifacético, se produjeron las grandes guerras, se multiplicaron las violaciones y laceraciones de los derechos humanos, se sucedieron varias declaraciones de derechos: humanos, del niño, de la mujer.
También el siglo es la época de la globalización, de la sociedad del conocimiento, dominada por la tecnología de la información y la comunicación. En la segunda mitad de este siglo las fuerzas del mercado neoliberal han trazado pautas, se han colocado por encima de los derechos democráticos y humanos, se ha estado construyendo un capitalismo sin ciudadanía, ética y referentes axiológicos.
No obstante los grandes progresos del primer mundo, las inequidades y la exclusión empujan a grupos sociales a la confrontación y la sobrevivencia. Finalizó la guerra fría, pero el mundo está salpicado de manifestaciones de violencia, racismo, xenofobia y nacionalismo agresivo, la violación de los derechos humanos, la intolerancia religiosa (UNESCO 1994).
Este tipo de manifestaciones esparcidas por el mundo desde principio del siglo XX, han influido para que la UNESCO promueva una catedra de educación para la paz, la cual oriente a los ciudadanos a la coexistencia civilizada y la promoción de los derechos humanos. Por otro lado también algunos pedagogos y especialistas de la ética y la moral han promovido la educación para la paz como un tema transversal, como una estrategia de educar en valores, en la democracia y la ciudadanía responsable y comprometida con la tolerancia y el respeto por la diversidad. Desde esta temática se promueve una cultura de paz basada en valores universales, en el respeto a la vida y en el desarrollo integral del individuo. Según la UNESCO (1995), la educación de hoy debe desarrollar la capacidad de reconocer y aceptar los valores que existen en la diversidad de los individuos, los géneros, los pueblos y las culturas, así como promover la capacidad de comunicar, compartir, cooperar con los demás.
Los ciudadanos de una sociedad pluralista y de un mundo multicultural deben interpretar que los problemas y situaciones se desprenden de la propia vida, de la historia de su sociedad y sus tradiciones culturales, y que las respuestas no serán individuales, pueden tener un carácter colectivo o societales, fruto de la interacción y proceso de socialización que experimentan los sujetos en los grupos de socialización.
La educación para la paz es la herramienta orientada a proporcionar los mecanismos para la resolución de conflictos y problemas a través de vías no violentas. Debe promover entre los ciudadanos el respeto por el patrimonio cultural, el medio ambiente. Procura sensibilizar a los individuos respecto a la necesidad de que coexistan en armonía los valores individuales y los colectivos.
También hay que alimentar desde esta tesitura, sentimientos de solidaridad y equidad en los planos nacional e internacional así como equilibrio e integridad. Para promover una cultura de paz y cátedra de educación pacifista no vasta con inculcar e instalar asignaturas en los currículos de los diversos niveles de la educación, hay que afrontar problemas relacionados con la distribución de riquezas, con la marginalidad, con la cultura violenta y exhibicionista, la degradación de la condición humana, la superación de la condición de mercancía devaluada que tiene una parte significativa de la población. La corrupción, el narcotráfico y el terrorismo son prácticas ventajosas para algunos depravados, pero disociadoras en lo relativo a la cohesión social.
Superadas estas trabas y puesta en marcha una educación responsable como sostiene Peter Druker, o fundada en pilares de convivencia, saber hacer, conocer y convivir como sostiene la UNESCO, se puede contribuir a forjar una cultura de paz, convivencia, tolerancia y solidaridad. Para La UNESCO, entre las estrategias que se deben promover para educar en la paz, los derechos humanos y la democracia se encuentran:
Orientaciones globales y sistemáticas - Aplicarse en los planos local, nacional, regional y mundial - Poder aplicarse en todos los tipos, niveles y formas de educación - Comprender modos de gestión, coordinación y evaluación que concedan autonomía a los centros de enseñanza y a los individuos.
La educación para la paz requiere recursos materiales, didácticos y un personal docente entrenado en el manejo de conflictos, en la promoción de estrategias problematizadoras de la realidad y que contribuyan a empoderar a los sujetos en la búsqueda de solución pacifica a las situaciones individuales y colectivas que se generan en el entorno inmediato o mediato al individuo. La educación para la paz no es un discurso, es una práctica grávida de tolerancia, solidaridad coexistencia pacifica y compromiso con la preservación de los derechos humanos.
Luciano Filpo.
El autor es DR. En educacion