Falta muy poco tiempo para que el Líbano se convierta en un jardín y que el jardín, en cambio, pase a ser un zarzal. Aquel día, los sordos oirán las palabras de un libro, y libres de la sombra y de las tinieblas, los ojos de los ciegos volverán a ver. Los humildes aún se alegrarán con Yavé y los más pobres quedarán felices con el Santo de Israel, pues ya no habrá más opresor. Habrá desaparecido el que se reía de todos y habrán sido eliminados todos los malvados, los que hacen condenar a otro porque saben hablar y les meten trampas a los jueces al tribunal, y niegan, por una coma, el derecho del bueno. Por todo esto, así lo declara Yavé, Dios de la familia de Jacob, El, que rescató a Abraham: "En adelante, Jacob ya no será defraudado ni tendrá por qué verse pálido, pues, al ver a sus hijos de vuelta a su casa gracias a mí, se pondrá a alabar mi Nombre." Festejarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. Los descarriados entrarán en razón y los rebeldes se dejarán instruir.
Salmo
Sal 27, 1; 4; 13-14
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Amparo de mi vida es el Señor, ¿ante quién temblaré? Una cosa al Señor sólo le pido, la cosa que yo busco es habitar en la casa del Señor mientras dure mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y cuidar de su santuario. La bondad del Señor espero ver en la tierra de los vivientes. Confía en el Señor, ¡ánimo, arriba!, espera en el Señor.
Evangelio
Mt 9, 27-31
OTRAS CURACIONES Al retirarse Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos que gritaban: "¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!" Cuando Jesús estuvo en casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacer esto?" Contestaron: "Sí, Señor." Entonces Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Hágase así, tal como han creído". Y sus ojos vieron. Después les ordenó severamente: "Cuiden de que nadie lo sepa."