Por Fernando Peña.
Abunda por doquier, en el mundillo político, donde más resalta, mas en estos tiempos, es en la comunicación. En Santiago hay uno que los empresarios y políticos le han puesto un mote, un nombre, un apodo.
Le dicen el chaquetero porque chaquetea, o sea, cambia de opinión, de partido, de adhesiones políticas, de lealtades por conveniencia personal, aduladora y servil.
También a este personaje de Santiago se le podría nombrar como se le denomina en el argot político colombiano, con el término de “Lagarto”, con el se trata de calificar a aquellos comportamientos de las personas que andan detrás de los políticos para conseguir sus favores (usualmente un cargo, un nombramiento, una asesoría, una contrata y un dinerito extra mensual), que en su pavoneo ceremonial dejan a su paso.
Este personaje para lograr esas ‘migajas’ del poder que usufructúa el político, hace unas acciones de reverencia, de ‘paje’ o bufón, que hace recordar las figuras feudales y cortesanas y por ello, no sólo puede cargar al maletín del Señor o su abrigo, sino que llega al extremo del servilismo, sin que ello sea para él, indignante; pues está tan seguro de sus logros que no le importa, sino el ascenso social que puede alcanzar.
No hay entonces momento ni minuto que el político pueda escaparse, ya que el lagarto estará siempre ahí, junto, pegado a su lado, para aprovechar todas las oportunidades que se puedan presentar y de tantas, seguro que hay una que salva y compensa los tiempos invertidos en su campaña.
Pero volvamos al chaquetero, a este no solo lo mueve el deseo de dinero, de favores, sino que tal como se mueve el que chaquetea en Santiago, nuestro personaje movido por la envidia, la insidia, la frustración propia, o el deseo de figurar, hace fuertes críticas negativas y perjudiciales de una persona que está obteniendo éxito en cualquier ámbito, con el propósito de hacerla caer ante los ojos de los demás, sin medir las consecuencias que pueda traer esta persona y con el único interés de ver caer a la persona.
En la campaña interna del PRD, y he de imaginar que en la del PLD, han surgido personas que encajan en la de chaquetero o Lagarto o en una mezcla de las dos categorías. El personaje de Santiago encaja en las dos.
El lagarto y chaquetero de Santiago, en complicidad con ignorante e inepto, está haciendo daño, está creando mella al proceso interno del PRD y a la candidatura de Don Hipólito Mejía.
¿Cuál cree usted que es el lagarto y chaquetero en el PRD, que ha llegado al extremo de dividir a los comunicadores del partido blanco en Santiago?
El autor es periodista
Frontera25.fernando@gmail,com
sábado, 17 de diciembre de 2011
El personaje chaquetero
8:16 p. m.