Luego de permanecer tres años privado de la libertad, el sacerdote José Isaac Ramírez Sandoval, párroco de la iglesia María Inmaculada de la localidad de Bosa y quien fue enviado a la cárcel La Modelo en el 2012 por abusar sexualmente de uno de sus acólitos, fue absuelto y quedó en libertad. El sacerdote, que había dicho en su momento que Dios le daría la razón, lloró al escuchar la sentencia.
El pasado miércoles, en el complejo judicial de Paloquemao, la juez 21 Penal del Circuito decidió levantar la reclusión en institución carcelaria porque lo consideró inocente de lo que se le acusaba.
«En términos generales, establecimos que el niño había mentido, que lo indujeron a dar esa declaración (…). Presentamos pruebas de que el menor había faltado a la verdad. La Fiscalía no tenía pruebas; eso, después de estar injustamente privado de la libertad», dijo Élmer Montaña, abogado del sacerdote.
«Está muy agobiado, muy abatido», contó Montaña sobre la reacción que tuvo el párroco al enterarse del fallo; asimismo, contó que «el párroco lloró cuando la juez comenzó a dictar la sentencia. Él tendrá que recuperarse y retomar su actividad como sacerdote».
Los feligreses, con él siempre
Por su parte, muchos de sus feligreses nunca lo abandonaron. Desde que el CTI de la Fiscalía lo detuvo tras oficiar su última misa nocturna en esa zona del sur de Bogotá –a donde había llegado tres años atrás–, ellos se resistieron a creer que fuera culpable.
En su momento, la Fiscalía lo había acusado del delito de actos sexuales abusivos con menor de 14 años, cargo que el religioso no aceptó, por lo que su caso quedó en manos de una segunda instancia.
De hecho, el sacerdote siempre insistió en su inocencia y constantemente decía: «Dios al final me dará la razón».
Aunque en principio el niño había dicho que el sacerdote se sobrepasaba con él y a cambio de ello recibía dinero, posteriormente se retractó de su testimonio, pero la denuncia formal continuó.