Lecciones y lesiones de las primarias demócratas
Este subtítulo pudiera parecer un trabalenguas, pero en realidad no lo es. Más bien es una expresión que encierra una gran verdad y que presagia significativos cambios en la relación de la comunidad dominicana con sus representantes electos. Ciertamente que el proceso eleccionario de Junio 24 del corriente año 2014 (primarias demócratas), nos deja con algunos daños colaterales y de pronósticos inciertos; pero al mismo tiempo, nos ha legado un manojo de grandes enseñanzas cívicas.
Analicemos por separado los pro y los contra; y comparemos la gravitación que tuvo cada uno de ellos en los resultados finales; y más que eso, pongámoslos en un contexto futurista y usemos sus resultados para aplicarlos en los procesos por venir.
Los precedentes
Pretender que los dominicanos voten por un candidato por el simple hecho de ser dominicano, es una apuesta floja, porque los emigrantes cuando llegamos a un país tan grande como este y donde esperamos satisfacer nuestras expectativas de vida, ampliamos la visión social y acomodamos el razonamiento a las experiencias de esta sociedad que nos dice y demuestra en el diario vivir, que la regla del juego es el “pacto entre grupos y comunidades diferentes”, a sabiendas de que ningún sector tiene la capacidad de imponer decisiones y mucho menos de “arrebatar” espacios ya ganados por otro conglomerado o etnia.
Pero además, suponer que con un ejercicio desconectado de las demandas sociales de los sectores que te dan soporte, te puedes mantener en carrera electoral ascendente, es una gran alucinación que ya se ha empezado a desvanecer. Como se ha desvanecido la creencia de que se puede “nadar y guardar la ropa” por siempre; tal y como se ha venido haciendo en la lucha de los inquilinos por no ser expulsados de sus vecindarios debido a las alzas en las rentas habitacionales; porque todos sabemos que nuestros oficiales electos aceptan contribuciones de los “landlords” para sus campañas electorales y por tanto, no pueden legislar contra ellos.
Haber permitido el crecimiento de una “tasa de rechazo” entre los dominicanos -que en esta ocasión superó cinco veces la del oponente- de ninguna manera podía augurar un desenlace feliz en las urnas al candidato retador, y sucedió lo inevitable. Porque a todo este adverso background de hechos incuestionables, se le sumaron graves errores de campaña que constituyeron el día a día de la jornada electoral.
Los hechos básicos
Una vez que se estableció la búsqueda del apoyo electoral sobre la base del voto étnico -quizás el mayor error de la gerencia de campaña opositora- lo que vino fue un “desfile de ocurrencias” que alejaban al candidato retador del electorado. Las cosas sucedían por gravedad, no por inducción. Veámoslas en detalle:
· Personalizar la propuesta en la comunidad dominicana, que sin dudas atrajo nuevos votantes (unos 4,000 aprox.) también cohesionó la comunidad afroamericana que se vio amenazada y unos 6,000 nuevos votantes apoyaron al “León de Lenox Avenue”, sellando su triunfo.
· Procurarse el apoyo de los dirigentes nacionales desde el lar nativo, aunque generó un aumento importante de las finanzas del senador Espaillat, debido al deseo de los grupos de poder dominicanos de contar con un lobbysta en Washington, también generó “daños colaterales”, como es el traspaso de sus tasas de rechazo en el Exterior al candidato. Nótese que los dominicanos residentes fuera del país tienden a repudiar a los dirigentes políticos nacionales porque los consideran culpables en cierto grado, de su “exilio económico”
· Los “endosos” de parte de importantes dirigentes locales, no pasan de ser un asunto meramente mediático, ya que esos dirigentes no pueden transferir el apoyo que ellos tienen a otro candidato. El ejemplo principal es el de Melissa Mark-Viverito, portavoz del Consejo Municipal, que siendo muy popular en El Barrio, sólo pudo lograr que Espaillat ganara en escasamente 3 mesas electorales.
· El manejo “inoportuno” de las nuevas propuestas del alcalde de NYC para penalizar los conductores -especialmente los taxistas- generó una tasa de rechazo sobre el concejal Ydanis Rodríguez, que se traspasaba al candidato Espaillat debido a la cercana relación del uno con el otro.
¿Qué se puede esperar?
Es evidente que en el futuro hablaremos de “las primarias que cambiaron el rumbo de la política dominicana en Nueva York”, que tendremos que referirnos a “antes y después de Junio 24 de 2014”; y es seguro que a nadie se le va ocurrir “tratar de ganar con el voto dominicano únicamente”, ya que no somos una mayoría electoral, aunque podamos serlo poblacionalmente.
Está claro también que los oficiales que nos sirven en la actualidad y los que nos servirán en el futuro, han de tener muy en cuenta que la comunidad dominicana ya aprendió a enfrentarlos de manera pública; aplaudiéndolos y apoyándolos cuando se lo merecen y repudiándolos sin miramiento alguno cuando sus actuaciones así lo demanden. En ese espejo deben mirarse todos, no sólo los competidores del distrito 13.
El “despertar de la comunidad dominicana” está en camino, y ha empezado con estas primarias demócratas -donde se han puesto los puntos sobre algunas íes- y se vislumbra que en lo adelante, el discurso electoral tendrá que ser más agudo y convincente y que cada vez se les hará más difícil ganar elecciones a los que sólo usan la política como vehículo para lucrarse económica y socialmente.
A consecuencia del “enfrentamiento” que nos impusieron las direcciones de campaña, los dominicanos tuvimos que “airear” las diferencias de enfoque que tenemos en lo referente al peso del vínculo nacional en el empoderamiento y desarrollo político de nuestras futuras generaciones. Y aunque en ocasiones nos pareció que el debate tocó los linderos de la irreverencia, está claro que alguna luz ha salido de este choque no deseado, pero si muy bien aprovechado.
Finalmente….
El Rumbo de Nueva York tiene que insistir en las implicaciones del título secundario de esta entrega: hay lesiones y lecciones en este grandioso acontecimiento electoral, y de nada nos sirve lamentarnos de las heridas dejadas, lo que debemos hacer es aprovechar las cátedras, que son varias.
Sólo a manera de comparación, demos una miradita a los resultados de las primarias demócratas en otros distritos: Kathleen Rice ganó en el distrito 4 con 6,874 votos, Gregory Meeks sacó 7,163 votos en el distrito 5, Nydia Velázquez, la exitosa representante nuestra, alcanzó 6,830 votos en el distrito 7, mientras que José Serrano, el carismático leader de El Bronx, consiguió 9,658 votos en el distrito 15; ellos lograron una votación promedio de 7,631 votos.
En el distrito 13, que es el que nos compete en este análisis, tanto el ganador como quien quedó en segundo lugar, sacaron tres veces más votos que cualquiera de esos cuatro brillantes legisladores. Y como todos sabemos, los distritos de la Cámara de Representantes (The House) tienen un promedio de sobre 250,000 votantes; lo que arroja algunas particularidades que son dignas de resaltar:
o Los ganadores apenas alcanzan el 10% de los votos inscriptos
o Los competidores principales en el distrito 13 están validados más que la mayoría de los representantes del resto del país y
o En el distrito 13 se advierte una explosión de participación electoral, sin precedentes en esta Nación de oportunidades.
Con el ojo puesto en estos detalles, cabe recordar a los neoyorkinos y a los dominicanos en particular, que el futuro es promisorio y que no es saludable “hacer leña del árbol caído”, que de nada nos serviría. Sólo hay que asimilar las lecciones y restañar las lesiones. Esa es la nueva expresión de la Dominicanidad en Estados Unidos.
Por Rolando Robles