Julio Vasquez.

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lunes, 7 de julio de 2014

Arrestan al director de un contratista de la FIFA por la reventa de entradas

La policía brasileña arrestó hoy al británico Raymond Whelan, uno de los directores de la Match Hospitality, empresa contratista de la FIFA, al que acusa de ser el jefe de una compleja red internacional de revendedores de las entradas para el Mundial Brasil 2014. El prominente ejecutivo de la proveedora oficial de paquetes de boletos del Mundial para corporaciones fue detenido en el lujoso Hotel Copacabana Palace de Río de Janeiro -donde se hospedan los jerarcas de la FIFA durante la Copa del Mundo- como parte de la investigación que la policía brasileña lleva a cabo sobre la reventa de entradas.


De acuerdo con la policía, en la habitación del empresario fueron encontrados cerca de cien entradas para el Mundial. Las autoridades de Río informaron que pasaría la noche en un cuartel policial. La detención preventiva fue ordenada por el juez de Río de Janeiro luego de que fuera identificado como jefe del grupo por un abogado detenido en la operación que aceptó colaborar con las investigaciones a cambio de beneficios en las penas.

Whelan fue detenido en desarrollo de una operación "Jules Rimet" -por el nombre del primer presidente de la FIFA- realizada por la Policía Civil del estado de Río de Janeiro para identificar al supuesto cabecilla de una organización desmontada la semana pasada con la detención de once personas acusadas de revender por altos precios entradas para el Mundial que la FIFA había destinado a confederaciones, selecciones y empresas. En los operativos se incautaron 131 boletos, de los que 70 estaban destinados originalmente a paquetes ofrecidos a empresas.

Match Hospitality fue la empresa escogida por la FIFA para ofrecer las entradas del Mundial en paquetes reservados por empresas y para operar las acomodaciones hoteleras para los futbolistas de las diferentes selecciones y los dirigentes del órgano rector del mundo. Un portavoz de Match Hospitality no respondió de inmediato a una solicitud de declaraciones sobre la detención del ejecutivo. La compañía pagó 240 millones de dólares para prestar servicios durante los mundiales de 2010 y 2014.

Las entradas eran manejadas por el empresario franco-argelino Mahamadou Lamine Fofana, uno de los detenidos la semana pasada y en cuyo teléfono móvil fueron identificados decenas de llamadas para integrantes de la Match Hospitality. Los investigadores sospechaban que la fuente de los boletos, vendidos después a precios muy superiores, "era alguien de las altas esferas", con conexiones con la FIFA y Match Hospitality. A los miembros de la organización investigada se les incautaron entradas para el Mundial que pertenecían a dirigentes de diferentes países, confederaciones y empresas que habían comprado paquetes.

La reventa de entradas por precios superiores a los nominales constituye un delito en Brasil y va en contra de las reglas de la FIFA.

Horas antes, el organismo rector del fútbol había informado que proporcionó a la policía las listas de números telefónicos de su personal y prestadores de servicios, incluido Match. La empresa se había deslindado del escándalo de reventa mediante un comunicado.

"Match Hospitality ayudará plenamente a que la policía investigue este asunto. Es importante subrayar que ningún miembro del personal de Match Hospitality se ha involucrado con algo de esto", señaló la compañía. La empresa informó que investigará las denuncias y anunció que cancelará todos los boletos adquiridos por la Atlanta Sportif Management, la empresa del franco-argelino.

"Como cliente de la Match Hospitaliy, la Atlanta Sportif compró 105 paquetes de entradas hospitality (de primera clase) para siete partidos del Mundial por 121.750 dólares. Como parte del acuerdo, esa empresa aceptó las reglas de venta, incluyendo la cláusula que prohíbe revender cualquier paquete hospitality", según la nota.

De más de tres millones de boletos emitidos para el torneo, 445.500 se entregaron a Match, de acuerdo con la FIFA. Las entradas que no se hubieran vendido o usado debían devolverse a la FIFA u ofrecerse al público.
Credito Reuters