La Parroquia San Pablo de la 40, de Cristo Rey, desde el vienés 21 del presente mes ha estado celebrando la fiesta de San Pablo en conmemoración de su santo patrón que lleva el mismo nombre, donde se resaltan algunos aspectos de la Vida y accionar de dicho apóstol, entre otros su faceta principal de evangelizar, en su condición de embajador de la Fe, a las diferentes comunidades que el creía que estaban caminando por senderos diferentes a los enseñados para el buen vivir, por nuestro señor Jesucristo, en el sentido de amarse los unos a los otros, también se han celebrado misas Y/o la palabra, en esta última han participado tanto Ministro como Ministra, aun siendo relativamente jóvenes, finalizando cada día de celebración con un acto cultural donde los jóvenes, niños y niñas de los sectores que conforman dicha Parroquia, que nos han alegrados con demostración del arte en formas variadas, especialmente el baile y la actuación, con lo que conseguían a unanimidad la aceptación de los presentes. El sábado 29 día último de dicha celebración la misa fue celebrada por nuestro cardenal su Eminencia Reverendísima Nicola de Jesús López Rodríguez.
Quedando una vez más demostrada el carisma y respeto de que es objeto nuestro pastor Nacional, siendo así que estando repleta la iglesia de fieles, se exaltaba la alegría y atención de los presentes, de manera tal que nuestro cardenal se mostraba como siempre comunicativo y sonriente conjuntamente con el sacerdote Manuel Bodenlle, párroco de la iglesia mencionada, que lucía muy animado y entusiasta, pienso así que era por razones del momento y en parte también debido a la cosecha de su siembra en la parroquia, quien conjuntamente con otros sacerdote que han sido responsable de dicha parroquia, han sembrado fecundamente, aunque cada uno con su peculiar forma de sembrar. Me parece que el cardenal cumplió el día anterior 22 años de haber sido elevado a tan alta función eclesiástica, también nuestro párroco Manuel Bodenlle cumplió 51 años de vida sacerdotal, de los cuales tiene más o menos 9 años pastoreando la misma.
Entre otras actividades ese último día de celebración, fue muy notoria y aplaudida la actuación de un joven y un grupo de jóvenes, imitando la forma en que el sacerdote Manuel se acerca a la juventud en el terreno de la actividad y convivencia de los jóvenes, que a mi parecer es muy eficaz, ya que de esa forma dicho sacerdote, se gana la confianza y aceptación del mensaje que él quiere comunicar. Vimos en esa actuación a un Manuel montado en una bicicleta, luego en una cancha de baloncesto y más luego con un grupo de jóvenes viendo y opinando sobre un partido de beisbol.
Esa es una manera muy positiva de querer hacer llegar un mensaje a un grupo determinado, en este caso a los jóvenes a quienes el sacerdote Manuel da suma importancia, toda vez que la juventud en vez de crítica negativa, lo que más necesita es acercamiento, consejo y confianza de las personas mayores, y autoridades, llámense eclesiástica, militar o civil.
La actuación del joven que represento al sacerdote Manuel se la lucio con el chalequito y el gorrito, que usualmente utiliza nuestro párroco no sin dejar de reconocer a los jóvenes que hacían el papel del grupo, a quienes el sacerdote se dirigía a los lugares en que se encontraban interactuando dichos jóvenes. Ahora bien en lo concerniente al título de estas humildes notas, que hemos titulado “San Pablo y Duarte, aspectos comunes, un antes y un después, tomando también en consideración que en este año en nuestro país hemos estados celebrando el bicentenario del nacimiento de nuestro primer padre de la patria Juan Pablo Duarte.
Creemos que el encuentro de San Pablo con Jesús, en el momento en que Pablo (Saulo) de manera decidida iba a cumplir la orden de sus superiores en el sentido de apresar, encarcelar y maltratar a los seguidores del nuevo camino o evangelizadores de las buenas nuevas, que dejo plasmado Jesús en la convicción de sus apóstoles, quienes no cesaban en comunicar de manera valiente y arriesgada dichas buenas nuevas, aun acosta de sus vidas, quienes después de la muerte de su maestro, se congregaron con mas ahínco y Resolución guiado por el Espíritu Santo, situación que parecía rara a los ojos de muchas personas de ese entonces, ya que lo normal que había sucedido cuando mataban el líder o maestro, los seguidores se dispersaban y se desintegraba el grupo, lo que no ocurrió en el caso específico de los apóstoles.
Este encuentro con Jesús marco en la vida de Pablo un antes y un después; también marcó un antes y después en la vida de Duarte, aunque de manera diferente, aquel encuentro que tuvo este cuando no pasaba de 15 años de edad, con el Capitán que lo conduciría conjuntamente con el señor Pujols, a quién Duarte fue encomendado por sus padres, a los fines de viajar a diferentes países entre otros España, Los Estados Unidos, Francia e Inglaterra,, con el propósito de que Duarte, quién desde temprana edad, mostro dotes intelectuales que ameritaban ser robustecidas con la adquisición de muchos conocimientos y estudios de los cuales nuestro país en ese entonces colonia de la Republica de Haití de entonces, carecía de centro de estudio superiores, toda vez que la única universidad de que disponíamos fue cerrada por dicho Régimen.
Decimos que el encuentro de Pablo con Jesús en el momento en que iba montado en su caballo a los fines ya mencionados, ya que hasta ese momento llegó la actitud radical y practica de pablo de perseguir, maltratar y encarcelar a los seguidores de la enseñanza de Jesús, como siempre en ese momento Dios Mostro su grandeza y poder cuando para conseguir los fines que el quería, dejo a Pablo totalmente ciego, lo que marcaría el pasado de este naciente Apóstol, para una vez retornara su visión convertirse en un hombre nuevo, al servicio de la evangelización de la Fe a los extranjeros, que a partir de ese momento no ceso ni instante en cumplir la encomienda de evangelizar de tal manera que asumió valientemente tal cometido, hasta aceptar cualquier sacrificio y riesgo propio de tan Magna tarea, hasta tal punto que dijo que moría alegre por Cristo, y que como tal la muerte era ganancia.
San Pablo fue el mayor dc los evangelizadores a los gentiles o extranjeros, ya que Dios no quería que la enseñanza y prédica de su hijo que era la suya, se quedara solamente en los de su nación o sea la nación judía, ya que era necesario propagar la semilla de las buenas nuevas a todos los habitantes del mundo, siendo Pablo escogido de manera principal para la realización dc tan magna, que tarca, que de perseguidor de Cristiano fue convertido en defensor y anunciante de la Fe Cristiana, demostrándose con esto que para Dios nada es impóstale, que de una persona que ande por caminos errados puede cambiar por la voluntad de Dios y la suya y en consecuencia servir dc ejemplo hacia los demás, lo que quiere decir que dc un día oscuro Dios puede hacer un día bastante claro, en ese sentido Pablo se convirtió en un embajador de la Fe Cristiana, quién aun en contra de la creencia de su grupo social al cual pertenecía antes del encuentro con Jesús que eran los fariseos, se mantuvo con firmeza, valentía y sin renunciar a la encomienda aceptada, hasta que fue decapitado, por mostrarse cien por ciento renuente a desistir al cambio que produjo en él dicho encuentro con Jesús.
Ahora bien decimos que con Duarte, aunque con propósitos diferentes, Dios permitió que aquel encuentro que este tuvo con el Capitán del barco en el momento en que este iba de viaje con el señor Pujols, gran amigo de la familia Duarte Diez, a los fines ya mencionado, decimos que ese encuentro marco en la vida de Duarte un antes y un después, tomando en consideración que lo que más profundo incidió en Duarte fue la frase proferida por ese Capitán, cuando vio el pasaporte de Duarte expedido por las autoridades haitianas, le enrostro a Duarte de manera burlesca, que si no se sentía mal al decir dicho documento que era nacional de ese país, acotando al mismo tiempo dicho Capitán, que Duarte y ninguno de los habitantes de este lado de la Isla de Santo Domingo, eran merecedores de ser independientes, ni que su nación llevara un nombre propio y que fuera digno dc llevarlo, por serviles.
Estas palabras se convirtieron en Duarte en una especie de reto de demostrarle al Capital y al mundo, de que si podíamos tener un nombre propio y que éramos dignos de llevarlo, tanto así que le dijo al capitán !yo soy dominicano! Jurando para sí mismo que no descansaría ni un instante hasta obtener la independencia de nuestra nación y en consecuencia darle un nombre propio y que fuera digno de llevarlo, que se llamaría Republica Dominicana, tal como juraron más tarde Duarte y sus compañeros los Trinitarios en la formación de la sociedad Secreta la Trinitaria el 16 de Julio del 1838, juramento que mantuvieron hasta la muerte, a excepción de uno de ellos que se dejó llevar por ideas personalmente interesadas, que lo convirtieron en el Judas del movimiento.
Aunque Duarte no murió de la misma forma en que murió San Pablo, falleció lejos de su amada patria por la que tanto lucho, enfermo, desolado, desilusionado y sin recurso alguno, ya que todo lo que le quedaba a él y a su familia , lo aporto a la causa de la dominicanidad, de tal forma que quedaron en la extrema pobreza, habiendo ellos amado tanto a sus querida patria, motivando Duarte su petición a su familia para dicho aporte, en el sentido de que no se preocuparan, porque una vez obtenida la independencia, él se encargaría del negocio que habían heredados de su padre, y obtendría lo necesario para la subsistencia de todos.
Duarte y su familia nunca le reclamaron nada a1 Estado Dominicano, y murieron en la extrema pobreza lejos de su patria, por la ingratitud y mezquindad de muchos de los dominicanos de aquel entonces, que se alzaron con el poder, hasta tal punto que según lo expresado por su hermana Rosa Duarte, y habiendo pasado más o menos cuatro años del fallecimiento de Duarte, todavía no habían pagado las deudas causadas, por la enfermedad y de los gastos de enterramiento de Duarte en Venezuela, donde lo mantuvieron arrinconado los descorazonados y malos dominicanos de aquel entonces, porque creían que la presencia y liderazgo de Duarte le iba hacer ronchas en sus propósitos y ambiciones personales, quienes nunca pensaron en un país mejor, sino solo en su beneficio personal sin causa justa. Honremos a Duarte, a los trinitarios, restauradores y a todos aquellos dominicanos que han luchado por la independencia y bienestar de todos los habitantes de nuestras Republica Dominicana, enseñándoles a nuestros jóvenes que son el futuro y quienes van a tener en sus hombro y responsabilidad la continuación de la supervivencia de nuestra nación.
Autor: Osvaldo A. Basilio Reyes