El director general y el subdirector del banco del Vaticano han presentado su dimisión este lunes, según un comunicado del Vaticano. Paolo Cipriani y Massimo Tulli dimiten tres días después de la detención de monseñor Nunzio Scarano, responsable del servicio de contabilidad del dicasterio que gestiona los bienes del Vaticano. El presidente del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), Ernst Von Freyberg, asumirá ahora las funciones del director general.
Precisamente, Mons. Scarano ha declarado también hoy lunes ante los tribunales que actuó de buena fe y que sólo quería hacer un favor a unos conocidos. Durante el interrogatorio en Roma ante la jueza de instrucción Barbara Callari, el prelado italiano aseguró que sólo fue un «intermediario» y que quería hacer «un favor a los primos Paolo y Cesare D'Amico» debido a la relación de amistad que le une con la familia, informaron los medios de comunicación italianos.
Los investigadores acusan a Mons. Scarano, perteneciente a la Archidiócesis de Salerno (sur de Italia), de dar 400.000 euros al ex carabinero Giovanni Maria Zito, ex agente de los servicios secretos italianos (AISI), para que éste llevara de vuelta a Italia, desde Suiza, fondos de la familia D'Amico. Zito, quien por su condición podía eludir los controles aeroportuarios, supuestamente debía trasladar de Suiza a Italia, a bordo de un avión privado, 20 millones de euros confiados al intermediario financiero Giovanni Carenzio y pertenecientes a los D'Amico.
El prelado explicó durante el interrogatorio que los D'Amico le pidieron que mediara con Carenzio, a quien éstos habían confiado la gestión de sus fondos en Suiza, estimados en unos 40 millones de euros, para conseguir que el dinero regresara a Italia. La operación quedó fijada para el traslado de veinte millones de euros, aunque finalmente no pudo concluirse.