“Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza” Salmo 4.
Cuenta una fascinante historia que un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de Dios. Después de haber finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma. Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas alcohólicas, pero que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Dios aceptó la invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente. El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable pelando la naranja en silencio, al término de lo cual, se la comió.
Se volvió al conferencista y le preguntó: “¿Estaba dulce o agria?”“No me pregunte tonterías”, respondió el orador con señales evidentes de enojo; “¿Cómo puedo saber el gusto si no la he probado?”, Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios respondió entonces: “Y ¿cómo puede usted saber algo de Dios, si nunca lo ha probado?”(Autor desconocido).
Adviento un tiempo maravilloso e impactante para reflexionar que no basta con solo decir “soy cristiano”, “tengo fe”, “voy a misa”, “leo la Biblia”, “escucho a radio Luz”, entre otras afirmaciones testimoniales, porque ser cristiano de verdad va mas allá que lo antes expuesto, ser cristiano es aprovechar con sensatez este tiempo preciosísimo que nos regala nuestro santo creador para probar y saborear la espera y dulce llegada del protagonista especial de esta época: Jesús de Nazaret.
Sin bien es cierto que en los últimos años las tendencias anticristianas han querido desvirtuar el verdadero significado de este periodo y el de la navidad, confundiendo a las personas con el consumismo, con los vanos villancicos, con los regalos y compras desmedidas, con las bebidas alcohólicas, la diversión nocturna, con el santa claus y los coloridos adornos, con los arbolitos y bombilllitos, no menos cierto es que todos los que nos consideramos creyentes debemos despertar de estos desórdenes del mundo e iniciar a meditar como buenos dominicanos en la verdadera luz (Jesucristo) a encender en estos días en nuestros corazones, tomando como chispa fundamental la espera con paz en nuestros corazones, la preparación en consonancia con la vivencia de las virtudes en nuestro cotidiano vivir, y la moderación en nuestras actitudes, para que en estas cuatro semanas de espera que inician este domingo y que concluyen con la festividad del nacimiento de Jesús, la esperanza y liberación que encontró el fiel creyente de la historia narrada al inicio, nos permitan tener permanente sabiduría sobre la grandeza y poder de nuestro Dios.
Y que pueda permanecer encendida en nuestros corazones con todo su esplendor la plenitud de gozo, aquella que solo se obtiene cuando caminamos cada día sujetados de las transformadoras manos de nuestro señor Jesucristo. Feliz y maravilloso adviento. Adviento tiempo de esperanza y preparación sincera!!!.
Mario José Almonte.
El autor es Ministerio Público y escritor.