Julio Vasquez.

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domingo, 11 de noviembre de 2012

Carlos Morán afirma que la «socialización de la inmadurez» lleva al aumento de cónyuges que excluyen la indisolubilidad


(UnavNoticias / InfoCatólica).

 Más de 100 jueces, abogados, profesores, psiquiatras y psicólogos han participado en el X Simposio Internacional del Instituto Martín de Azpilcueta, titulado ‘La formación de la voluntad matrimonial: anomalías, patologías y normalidad’, celebrado esta semana en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra.
Carlos Morán, juez decano del Tribunal de la Rota en la Nunciatura Apostólica de Madrid apuntó que, si bien “hay una dimensión natural del hombre y de la mujer a complementarse en la unión conyugal, que va unida a una capacitación natural para él”, hoy en día se da “una cierta socialización de la inmadurez”. Por ello, continuó, “habría que preguntarse si quienes se casan realmente tienen la disposición y los resortes de vivencias personales necesarios para un matrimonio. En principio, por la vocación y por la capacitación naturales hay que afirmar que sí, pero hay situaciones que lo desmienten”.

Amor y capacidad de responsabilidad y sacrificio

En ese sentido, expresó que “la cultura del bienestar ha fomentado el ocio y la comodidad y ha creado un déficit de la formación de la voluntad y la capacidad de responsabilizarse, comprometerse, sacrificarse…”. De este modo, “se habla mucho del amor, pero no tantas veces se entiende y se vive en clave de donación. Tal y como expresaba Ortega y Gasset, amar a alguien es estar ontológicamente con él y no admitir el universo en el que el amado no está presente; quizá muchos no acceden al matrimonio con este compromiso”.
Por otra parte, Carlos Morán apuntó que en los últimos años ha habido “una disminución del recurso a los tribunales de la Iglesia”, especialmente por el proceso de secularización: “Muchos matrimonios, cuando fracasan, no se plantean si ha podido existir alguna causa de nulidad”.
Con respecto a los principales motivos de las solicitudes, expresó que aumentan las situaciones de simulación por exclusión de la indisolubilidad, es decir, de aquellos “que acceden al matrimonio con la voluntad firme de que no sea para toda la vida, que no se viva con proyección de perpetuidad. Se está instalando una mentalidad de que dura en tanto lo hace el amor, entendido como un mero componente afectivo y psicológico”.

Prevención y terapia de las dificultades matrimoniales

Clara de Cendra, psicóloga y perito del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica de Madrid aseguró en su ponencia que, en su faceta profesional como terapeuta, cada vez atiende “a más personas que quieren hacer terapia desde el noviazgo porque se dan cuenta de que existe una dificultad. Eso nos ayuda a fortalecerles para el compromiso matrimonial. Por otro lado, en el caso de las familias que acuden con sus hijos, podemos hacer una labor de prevención si resulta necesario”.
Con respecto a las pericias psicológicas que realiza para la Rota, apuntó que un volumen importante de los procesos tiene que ver “con una inmadurez muy fuerte”, que contrasta con el hecho de que cada vez se accede al matrimonio con más edad.

Inmadurez y trastornos psicológicos

“Tratamos de buscar las causas en el desarrollo psicobiográfico –continuó–. La relación que ha mantenido esa persona con padres y hermanos, la dinámica de la familia, los tipos de comunicación, la forma en que se desenvuelve en el plano afectivo… Estos factores nos proporcionan datos de si la persona ha tenido o no estrategias para resolver la principal crisis de identidad que se da al final de la adolescencia y la primera edad adulta, y que conlleva la madurez”.
En cuanto a los trastornos psicológicos aplicados a las causas de nulidad, Clara de Cendra puso de manifiesto la importancia de “hacer una separación entre la dimensión espiritual, la psicológica y la física para, en la medida de las posibilidades, indagar psicológicamente las motivaciones y parámetros de decisión de la persona, sus emociones, sus miedos… Esto ayuda a discernir si nos encontramos ante un trastorno psicológico o un dudoso ejercicio de la libertad”.