Esta afirmación suena un poco vaga y general, pero a base de tantos hechos que nos hablan de un solemne irrespeto por la vida llegamos a la conclusión de que este irrespeto por la vida está necesariamente vinculado con la falta de autoridad. Hace unas dos semanas nuestro Cardenal proclamó: “La sociedad dominicana está huérfana de autoridad”. Con esta afirmación nuestro Cardenal puso el dedo en la llaga de una gran verdad: Sin autoridad la vida en sociedad no es posible. Sin autoridad la vida de todos y todas peligra. La enseñanza de Moral y Cívica debe ser implementada a la mayor brevedad posible en el sistema educativo dominicano, porque esta materia transmite las enseñanzas fundamentales para la vida en sociedad, empezando por enseñar el respeto a nuestros padres, maestros y mayores. Yo recuerdo que mi padre nos decía: “Los maestros son para ustedes como sus segundos padres”. También nos decía: “Las mujeres, los niños y los ancianos deben ser protegidos y nunca se deben maltratar porque el que los maltrata comete un abuso”. ¡Qué triste y lamentable es que en los últimos diez días se han cometido diez feminicidios en la República Dominicana! ¡Qué triste y lamentable es que en la sociedad dominicana no existiendo la pena de muerte nuestra Policía la aplica en las calles y barrios marginados como si fueran actos heroicos! ¡Qué triste y lamentable es que la guarnición policial de San Francisco de Macorís liberó al estilo del Oeste de Estados Unidos en el Siglo XIX a uno de sus miembros condenado a tres meses de reclusión por la Fiscalía de San Francisco de Macorís por haber matado un joven! Todos estos hechos nos dicen que se ha perdido el concepto de autoridad. A base de tanta permisividad e impunidad se perdió el respeto por la autoridad y el respeto por la vida. La vida es tan importante que está protegida por la ley natural y por la ley divina. La ley divina protege la vida con el 5to. Mandamiento: “No matarás”. Cristo nos reveló que vino para que tengamos vida en abundancia. El salmista valora tanto la vida que nos dice: “Mira Señor que los muertos no te alaban, sino los vivos somos los que te podemos alabar”. ¿Por qué la Iglesia no favorece la Eutanasia? Simplemente porque considera la vida como un regalo de Dios que no debe ser interrumpida por nadie que no sea Dios después que se agoten todos los medios posibles. Estas enseñanzas para los materialistas no creyentes suenan a cuento de hadas, pero al final de la jornada se sabrá quién tenía la razón. Tenemos que clamar por el respeto por la vida en la sociedad dominicana. Tenemos que clamar por la restauración del concepto de autoridad. Tenemos que clamar porque regresen a la escuela las enseñanzas de Moral y Cívica del padre de la moral dominicana: Eugenio María de Hostos. La Liga Hostosiana, Capítulos Santo Domingo y Santiago, emprenderemos la lucha por el restablecimiento de las enseñanzas de Moral y Cívica en nuestras escuelas y colegios. Juan Núñez Collado