Tiempo después, Jesús volvió a Cafarnaún. Apenas corrió la noticia de que estaba en casa,
se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta.
Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla.
Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla.
Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, se te perdonan tus pecados."
Estaban allí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron en su interior:
"¿Cómo puede decir eso? Realmente se burla de Dios. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?"
Pero Jesús supo en su espíritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: "¿Por qué piensan así?
¿Qué es más fácil decir a este paralítico: Se te perdonan tus pecados, o decir: Levántate, toma tu camilla y anda?
Pues ahora ustedes sabrán que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados."
Y dijo al paralítico: "Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa." El hombre se levantó, y ante los ojos de toda la gente, cargó con su camilla y se fue.
La gente quedó asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: "Nunca hemos visto nada parecido."
viernes, 18 de enero de 2008
JESÚS SANA A UN PARALÍTICO DE SU PECADO Y DE SU ENFERMEDAD
2:39 p. m.
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