Julio Vasquez.

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lunes, 15 de septiembre de 2014

Mi tributo a un brillante narrador dominicano: Diogenes Valdez

Diógenes Valdez ?novelista, cuentista, ensayista, poeta, diplomático y buen amigo? nació en San Cristóbal, República Dominicana, el 29 de mayo de 1941 y falleció, el viernes 12 de septiembre de 2014, en la patria chica que le vio nacer.
Es muy lamentable su deceso, a consecuencia de problemas cardíacos, hecho triste que constituye una sensible pérdida para la literatura dominicana, pues es ?lo seguirá siendo? uno de los grandes narradores nacidos en esta parte oriental de la Isla.
Becado por la OEA, Valdez realizó estudios de Ingeniería Industrial en la Universidad de la República, en Montevideo (Uruguay) (1962-1965) y de Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (1969-1971). En Montevideo precisamente escribió su primer cuento. También estudió Letras en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Fue Director del Centro de Investigaciones Literarias de la Biblioteca Nacional (1984-1991) y Sub-Director de esa institución (1991-1992), donde fuimos compañeros de trabajo y desarrollamos proyectos de investigación juntos. Fue el punto de partida de una estrecha amistad. Luego habría de ser el Director de la Biblioteca República Dominicana (2001-2004) y Agregado Cultural de la Embajada Dominicana en Alemania. Dirigió la revista literaria “Logos”.
Considerado uno de los más prominentes y prolíficos narradores dominicanos contemporáneos, su obra narrativa es vasta y consistente. En la literatura dominicana pertenece a la Generación del 60 y en 1974 formó parte del movimiento vanguardista denominado Pluralismo, liderado por el ilustre intelectual Manuel Rueda, quien lo fundó en 1974.
Fueron numerosas las premiaciones literarias obtenidas por él. En tres ocasiones obtuvo el Premio Nacional de Cuento “José Ramón López” otorgado por la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos (SEEBAC): en 1978 con “El silencio del caracol” (1978); en 1982 con “Todo puede suceder un día” (1982); y en 1992 con “La pinacoteca de un burgués” (1992). En el Concurso de Cuentos de Casa de Teatro Valdez ganó el segundo premio en 1981 con “Relámpago entre las sombras” y el segundo premio en 1982 con “Buenas noches, Dulcamara”. Su novela “Los tiempos revocables” (1983) mereció el Premio Siboney en 1984 y en 2004 ganó el Premio de Novela de la Universidad Central del Este (UCE) con “El cisne enfermo: la novela de la voz”, publicada por ese centro académico en 2007 y reeditada en 2008 por Editorial Manatí.
Otras obras narrativas de su autoría son “Motivos para aborrecer a Picasso” (cuento, 1996); “La telaraña” (novela, 1980); “Lucinda Palmares” (novela, 1981); “Tartufo y las orquídeas” (novela, 1997); “Retrato de dinosaurios en la era de Trujillo: novela”; “Acta est fábula: cuentos” (2000); “Cuentos escogidos” (2005); “Historia de un muñeco que quería ser” (cuento infantil, 2011); “Las estatuas derribadas” (novela, 2014); “Todo por culpa de Lensky: cuentos” (2012); y la serie de seis novelas “El sexteto de Fort Liberte”, basadas en el épico poema “Yelidá” del dominicano Tomás Hernández Franco: “La noche de Jonsok: un antes. Yelidá I” (2000), “Huellas en la arena mojada: otro antes. Yelidá II” (2002), “El viento y la noche. Yelidá III” (2003), “Las flores del hielo: un parétesis. Yelidá IV” (2004), “El hipocampo y el iceberg: otros después. Yelidá V” (2004) y “Raknarok: final. Yelidá VI” (2004).
De su cuento “Las seis en punto de una tarde de otoño” se hizo una adaptación al ballet en 1991 con ocasión del homenaje rendido al músico Julio Alberto Hernández; en 2005 incluimos su cuento “Es absurdo morir otra vez y para siempre” en nuestra antología “El fantasma de Trujillo”; y en 2008 incluimos su emblemático cuento “Antipolux” en otra antología narrativa editada por nosotros: “Huellas de la Guerra patria de 1965: cuentos y relatos” (en colaboración con Eric Simó).
Otras antologías literarias en las que aparecen cuentos de Diógenes Valdez:
• “La narrativa yugulada” (1987), editada por Pedro Peix;
• “Dos siglos de literatura dominicana (Siglos XIX-XX). Prosa” (1996), editada por José Alcántara Almánzar;
• “Antología del cuento dominicano” (2000), editada por Diógenes Céspedes; 
• “Cuentos dominicanos para niños” (2000), de la Fundación Corripio; 
• “Conta´ndonos: 25 cuentos dominicanos” (2001), de Ediciones Peralta Domínguez;
• “Antología de escritores sancristobalenses 1900-2000” (2001), editada por Juan B. Nina;
• “Antologi´a de la literatura gay en la Repu´blica Dominicana” (2004), editada por Mélida García y Miguel De Camps Jiménez; 
• “Cuentistas del Sur de la Isla” (2005), editada por Edgar Valenzuela;
• “Señales de voces, antología de cuentos dominicanos” (2005), editada por Avelino Stanley y Ángel Lockward;
• “República Dominicana, narradores del siglo XX” (2006), editada por Pedro Antonio Valdez; 
• “Cuentogotas. VI: seleccio´n de cuento breve contemporáneo” (2006), de Bianchi Editores-Uruguay; 
• “Puente de palabras: compilación de cuentos costarricenses y dominicanos” (2006), editada por Avelino Stanley y Alexandra Meléndez;
• “Ruptura del límite: cuentos dominicanos” (2010), editada por Avelino Stanley;
• “Venir con cuentos: muestrario del cuento dominicano” (2012), editada por José Rafael Lantigua; y
• “Cuentos dominicanos, siglos XX y XXI: antología” (2013), editada por Miguel D. Mena.
Obras de él dentro del género ensayo: “Del imperio del caos al reino de la palabra” (1986); El arte de escribir cuentos (Apuntes para una didáctica de la narrativa breve)” (2003); y “Cuatro aspectos sobre la narrativa de Juan Bosch” (2010).
Escribió artículos y ensayos para las revistas “Caudal”, “Mythos”, “País Cultural; revista de cultura” (del Ministerio de Cultura de Rep. Dom.), “Revista Teatro”, “Letra Grande: arte y literatura”. También para el suplemento “Isla Abierta” del diario “Hoy”.
Por la obra de toda una vida en 2005 Diógenes Valdez fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura, la más importante distinción que se otorga en las letras dominicanas. Dicha premiación es co-auspiciada por la Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura de República Dominicana.
Por: Miguel Collado