Julio Vasquez.

Radio Renacer

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domingo, 7 de septiembre de 2008

Estamos con la familia.

El cuidado de nuestros niños debe comenzar desde el vientre de la madre.

Gracias al buen cuidado pre-natal (madre embarazada), las enfermedades serias son relativamente raras en los primeros meses de vida.

Con la nueva tecnología es posible diagnosticar enfermedades aun antes de nacer; e incluso, en ocaciones podemos tratar la dolencia antes del parto.

Aun los niños sanos tienen derecho a sentirse "no del todo bien" de cuando en vez.

Los gérmenes están en derredor nuestro; por lo que infecciones gripales, gastrointestinales y conjuntivales no son raras en nuestros recién nacidos.

Como regla general, un niño menor de 3 meses de edad con fiebre, tos o diarrea debe visitar a su pediatra.

La inseguridad en una primeriza es normal y entendible; y no debe sentir temor en llamar a su pediatra cuando tenga dudas (aun la pregunta luzca tonta).

En poco tiempo esa madre primeriza será capaz de diferenciar el llanto por hambre, por falta de arrullo o porque necesita se le cambie el pañal.

La ciencia moderna cada dia confirma más lo que como padres hemos sabido desde siempre: que nuestros hijos están sedientos de amor y atención; y la zapata construida en los primeros años de vida determinará en gran parte los valores y el éxito del adulto.

En esta era que nos ha tocado vivir; donde muchas tradiciones han ido desapareciendo (como el vecino que velaba el buen comportamiento de los niños del barrio; o la abuela que se mudaba con la recién parida para cuidarla durante el "riesgo"), es importante saber que no estamos solos; que contamos con el consejo profesional de nuestro pediatra.

Dos quejas comunes son el cólico y la diarrea.


Cólico:-

"Mi hijo se pasa todo el dia llorando, tiene cólicos"; queja común en una madre primeriza.
No todo el niño que llora tiene cólicos!
El llanto es la manera que ellos tienen de expresar necesidad; puede significar hambre, soledad, frio; y entre muchas otras posibilidades, algo tan grave como una obstrucción intestinal que amerita cirugía.
Es un llanto intenso y prolongado que por lo general ocurre todos los dias a una hora similar; llora por 3 a 5 horas (más frecuentemente a "prima noche") y terminando tal como comenzó: de forma súbita (finalmente el niño se duerme).
Normalmente el cólico desaparece para los 4 a 5 meses de edad; aunque algunos lo padecerán hasta los 6 meses.
El niño podría "pasar muchos gases", lo cual podría ser normal.
Su causa no está del todo clara (algunos consideran que es simplemente una etapa en el desarrollo del sistema nervioso).
Uno de cada cinco niños desarrollá cólicos (más frecuente en los varones primogenitos).
Si usted está lactando al niño ("dándole el seno"), debe cuidar lo que come.
Los productos lácteos, el café, las gaseosas, los condimentos y picantes podrian empeorar los "gases" en su hijo.
En ocaciones tenemos que cambiar la leche de fórmula (no es lo común).
Hay "alternativas que a veces ayudan"; como el mecerlo suavemente, acostarlo boca abajo y sobarle la espalda, arrullarlo (fíjense que dije "arrullarlo", no "arrollarlo").
Una vez examinado y diagnosticado como cólico por el pediatra, si nuestro hijo llora todas las noches, debemos alternar con nuestra pareja el cuidado de este; y así tomarnos un breve pero saludable descanso, sin descuidarlo; de esta manera evitaremos frustración y enojo que podrían terminar en maltrato infantil.


Diarrea:-

Muchas madres confunden la excreta normal de un niño lactando (leche de seno), con diarrea.
El niño alimentado con leche materna, la excreta es amarilla como huevo criollo, blanda en consistencia, con partículas que parecen "semillitas"; eso es normal!
Para las 3 a 6 semanas de edad, muchos de ellos defecarán una a dos veces por semana; esto también podría ser normal (no es sinónimo de estreñimiento); simplemente se debe a que la leche materna se asimila casi por completo, sin dejar mucho desperdicio.
El niño en fórmula, la materia fecal es más obscura y de consistencia firme; por lo general también defeca más frecuentemente.
Un tinte verdoso en la excreta no debe ser necesariamente causa de preocupación.
Si nuestro niño está comiendo y creciendo normal, no hay razón para preocuparnos porque las heces no son amarillas.
Un niño con diarrea puede deshidratarse rapidamente.
Un niño menor de 3 meses de edad con diarrea debe ser visto por su pediatra.
Si su niño tiene más de 4 meses de edad y presenta diarrea acompañada de fiebre ligera por más de un dia, está activo, orinando normal y luce sano, tómele la temperatura y llame su pediatra; pero, si está orinando menos de lo normal, está triste o nos luce enfermo, debe ser visto por su pediatra inmediatamente.

Héctor Valencia MD FAAP
Pediatra

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