Julio Vasquez.

Radio Renacer

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miércoles, 9 de junio de 2010

El holandés asesino y sus fáciles victimas


- Obviamente, no quieren entrar en consideraciones de índole moral, los periódicos que han dado la noticia de los crímenes del holandés. Pero, a mí me llama mucho la atención que una muchacha salga de un casino, tarde en la noche, con un desconocido, hacia la habitación de un hotel. La muchacha, según parece, y a juzgar por su familia, no era una "cualquiera".

No obstante, están ahora las mujeres tan "liberadas" que nadie se asombra de estas menudencias. Caray, pero liberadas y todo lo demás, una mujer, por muy jóven y atrevida que sea, debia ser, al menos, más astuta.

El holandés, alto y fornido, debe tener, además, para las mujeres, un especial atractivo que no es muy notorio en las fotos de los periódicos. A mí esto no me extraña. He conocido mujeres no ciertamente bellas y que, sin embargo, eran muy atractivas. Alguna, extrañamente atractiva.

Pero, caray, ¿ basta tan sólo hablar unas palabritas en inglés en un casino para que una muchacha, de buen ver y de familia acomodada, se vaya a un hotel con un desconocido?. ¿Es eso, exactamente "liberación femenina"?.

La americanita de Aruba cometió no uno sino dos errores. Primero, tirando por la borda, disciplina y temor, se separó del grupo, donde, ciertamente, estaba protegida.

Y luego, con tragos y más, se largó con un desconocido. Hay que ser una chica muy "liberada" o muy tonta para cometer semejantes errores.

Por otra parte, el holandés parece haberse encontrado ahora en Lima la horma de su zapato. Si en Aruba, no sabemos por qué artificios, se burló de la justicia, y de la familia de la americanita, en Perú no se escapará de una larga condena.