Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 21 de mayo de 2013

¡No te desanimes!, Guelo

Desde que tengo uso de razón he sido un amante del beisbol. Lo practiqué y jugué en todas las categorías, desde infantil hasta amateur. Desde niño mi padre acostumbró a llevarnos al estadio, a mis hermanos y a mí, siempre temprano; aprovechábamos el momento de las prácticas de los peloteros para tirarnos fotos con ellos y disfrutar de cerca lo que suponía para nosotros, el estar tan cerca de figuras como Charlie Sands, Ken Tekulve, Jim Garver, Chilote Llenas, David Concepción y muchos otros. Esos fueron buenos tiempos y los atesoro en mi corazón como una parte importante en mi vida y que marcó mucho mi amor por beisbol y al estar dentro y fuera de un terreno de juego.

He querido hacer esa pequeña introducción para reseñar algo que me ha calado, quizás porque veo esta figura estelar del beisbol dominicano y de las Grandes Ligas; me refiero a quien fuera el ídolo mayor de muchos y muchas, que tan sólo iban a un estadio, no importando cual fuere, a verlo jugar; expresarse, como lo citaremos más abajo, amargamente sobre el proceso penal que lleva en contra de los que están acusados de haber asesinado a su madre. El entender su encono y su rabia, por la forma en que ha tenido, como víctima, que atravesar tantas molestias y desencantos, entre envíos y envíos de las audiencias, provocados por los propios imputados.

Las declaraciones a las que nos referimos fueron publicadas en este mismo diario, el pasado 16 de mayo del año en curso, del propio Miguel Diloné en las cuales establece, a modo de frustración, desesperación, impotencia y reclamo, lo que a continuación expreso y cito: “Es duro ver como una abogada del estado (sic) asesora a un asesino confeso para que varíe (sic) su declaración en la policía, donde admitió haber perpetrado el crimen.” Dijo además: “Pienso que los ciudadanos de este país estamos perdiendo el pleito ante los delincuentes en la justicia, por esos manejos que estoy viendo en este proceso, que es realmente bochornoso.



Es por este tipo de manejo que se ve con frecuencia a un delincuente que hace unos meses mató a alguien, volver a hacerlo ante el asombro de todos.” Sigue diciendo Miguel: “He ido perdiendo la fe en al justicia nuestra, lo que estoy viendo no es justo, lo que está pasando no es correcto, siento que la delincuencia nos está ganando la batalla y eso en mi caso es patético.”

Tan pronto leí lo que acabo de reseñar, me comuniqué con Miguel Diloné, le expresé mi solidaridad ante lo que estaba pasando, como víctima indirecta, del horrendo crimen de que fue objeto su anciana madre. Entiendo lo que es para un hombre como Guelo, que logró tantas hazañas en su carrera para gloria de todos los dominicanos y dominicanas, verse atrapado en una situación en la que está a expensas de un grupo de asesinos que, no conformándose con haber provocado el hecho en contra de su madre, buscan ahora, con los mismos subterfugios que permite el propio Código Procesal Penal y la manera tan desconsiderada en que han encontrado los imputados para buscar, utilizando las debilidades que posee dicha herramienta jurídica, intentar burlarse de la víctima y querellante.

Por esto que pasa hoy nuestro respetado y querido Miguel Diloné en su proceso, que debe ser el de todos los buenos dominicanos y dominicanas, que se puedan ver en el espejo de él, porque hoy, en la forma en que se encuentra esta sociedad nuestra, nadie, absolutamente nadie, está exento de sufrir de un atentado criminal, ejecutado por sicarios, como de un robo a mano armada por cualquier cosa de valor que poseas o algún ser querido que le pueda ocurrir, como sucedió con el caso de Guelo, a su anciana madre.


Que hoy tenga también que soportar la desvergüenza y el intento de burla, de quienes le quitaron la vida de su preciada madre, pretenden quitarle la fe, la esperanza y la confianza en continuar la lucha en los tribunales; por ser un hombre de bien y de gran corazón, que conoce su rol en esta sociedad, y porque no cree en la ley del Talión ni de querer utilizar los mismos métodos criminales que usaron los asesinos de su madre para quitarle la vida y robarle, es que ha preferido y decidido seguir llevando el asunto ante la justicia.

Entiendo, como abogado que he ejercido el proceso penal y como víctima, lo que puede pensar Miguel Guelo Diloné, de sentirse en ocasiones que clama en el desierto o que lucha con los mismos Molinos de Viento de Don Quijote, la obra maestra de Miguel de Cervantes y Saavedra (el Manco del Lepanto); cuando tiene que soportar todas las argucias, chicanas vestidas de incidentes, que algunos abogados y abogadas, en vez de fungir como auxiliares de la justicia, se comportan como cómplices del propio imputado buscando retrasar y obstaculizar, colocándole trabas al proceso penal. Es de entender que un ciudadano común como Guelo, para lo que es un asunto judicial y legal, tenga esa visión y ese tipo de expresiones y definiciones, por lo que ha sido la lucha para buscar y obtener justicia, ante la burla de los imputados. Es igual, cuando otros ciudadanos y ciudadanas, que no son entendidos en la materia legal y judicial, para definir estas vicisitudes que pasan en los procesos provocados y a merced de los imputados, deban conceptualizar la norma procesal, como el Código de los delincuentes.

A pesar de todo esto que he expuesto, respecto al reclamo de nuestra gloria de la pelota, le repito a Miguel Diloné que no se desanime que eso precisamente, es lo que buscan quienes asesinaron a su madre; pretenden a través de intentar desprestigiar el sistema, que él se desespere y renuncie a ese compromiso que tiene consigo mismo y con la sociedad que lo ha apoyado ahora y siempre. No puede Guelo perder la esperanza en lo mejor de este pueblo al que le brindó tantas y tantas alegrías y euforias; debe mantener la confianza en el material humano del sistema judicial de Santiago.

Le dejo a Miguel Diloné y a los lectores, lo dicho por Emilio Mazariegos, cuando expresaba, y cito: “Tirar la toalla, desistir, no es propio del hombre con esperanza. Cuando el hombre se resigna al fracaso, es entonces cuando ha envejecido.” ¡Animo Saeta, esté es otro reto que la vida te pone, al igual como cuando tenías que conectar un imparable o hacer de un toque una carrera. No te desanimes, tienes muchos corazones junto a ti. Y tú tienes, el decoro que a muchos hombres les falta, como decía José Martí.
Jordi Veras.