Julio Vasquez.

Radio Renacer

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jueves, 23 de febrero de 2012

Francisco Alberto Caamaño Deñó

Josefina Almánzar


Desde siempre sentí la curiosidad de saber más de cerca sobre la vida de uno de los hombres más honestos y creíbles de la historia dominicana de los últimos años y por qué no, podríamos decir de Latinoamérica. Se trata, del que muchos conocen por el apelativo del Coronel de Abril: Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Un buen día llegó a mis manos, como generosa oferta del destino para saciar mi curiosidad, la biografía de este héroe de carne y hueso, a través de la obra literaria del doctor Hamlet Hermann, cuyo título es el mismo del protagonista. A través de su lectura pude conocer la esencia de ese gran ser humano que era el Coronel Caamaño. Digo ser humano porque es fuera de lo común que un hombre que arrastraba en su formación educativa unos conceptos de disciplinas militares propios de la época, tan arraigados como los que él gozaba, pudo entregarse a un Pueblo que clamaba por libertad, que clamaba por ser independiente de una vez y por todas de todo imperialismo extranjero. Un Pueblo cansado de tantas ocupaciones militares en su trayectoria histórica.

Es admirable, y creo que la palabra queda corta, ver cómo éste hombre dejó a un lado sus intereses personales y propios de ser humano para entregar la esencia de su ser a los intereses colectivos de su Pueblo. Representa para mí un orgullo infinito haber nacido en la misma tierra donde nació éste hombre que más que verlo como un superhéroe se precisa verlo y admirarlo como un ser humano que un día tomó la decisión de ser auténtico, autónomo y de defender ambas condiciones contra viento y marea.

Un ser humano que tomó la decisión de encaminar a un Pueblo hacia los senderos verdaderos, defendiendo su soberanía por encima de todo y todos. Una decisión que se la dió el mismo Pueblo cuando vio en él un símbolo de integridad, de lo mejor que teníamos como Nación, cuando en ese abril descolló ganando la batalla a fuerza de coraje, de puro corazón. Venció a los traidores de siempre, a los conductores del mal, a los que siempre han querido sacar grandes tajadas a base del sacrificio y del sufrimiento del Pueblo. Aquellos que nunca les importó vender su alma al mismo Lúcifer, con tal de estar cerca de quienes ostentaban el Poder.

Hoy, ante tanta admiración , desde mis adentros reflexiono y me digo: Quizás otro gallo hubiese cantado si el Coronel Caamaño estuviese con nosotros. Quizás nos hubiese ahorrado tantas dictaduras disfrazadas de Democracia Representativa. Tal vez nuestro Pueblo tuviera un futuro más concreto, más basado en criterios y principios que nos favorezcan y beneficien a todos y a todas. Quizás nuestros hijos e hijas pudieran valorar nuestras luchas como Pueblo y la indiferencia no estuviese reinando en las calles de nuestra cotidianidad. Quizás no hubiese sido necesario arrancar en yola para otras playas extranjeras entregándole la vida a los dueños de los mares para buscar mejor vida.

Quizás otro gallo hubiese cantado si los dirigentes de los movimientos políticos de ese entonces se hubiesen puesto a la par con los objetivos del Coronel, si se hubiesen puesto las botas y los pantalones. El presente sería otro si hubiesen dejado de tantas teorías baratas que al fin y al cabo quedaron en el saco del olvido por imprácticas para nuestra realidad social o que sólo sirven para tertulias de un día de recuerdos, de lo que pudo ser y no fue.

Quizás otro gallo hubiese cantado si los representantes de las Fuerzas Armadas de ese momento se hubiesen unificado en pro de la soberanía nacional, defendiéndola como tal, ejerciendo su verdadera función y no la de violadores de la Constitución del Pueblo. Si a los jerarcas militares de entonces no se les hubiese llenado el cuerpo y la mente de una ambición desenfrenada, de la adquisición de un Poder que no le pertenecía.

Quizás no se hubiese derramado tanta sangre valiosa, no se hubiese desperdiciado y tirado a los brazos de la muerte a tantos talentos jóvenes que hoy estuvieran dirigiendo los destinos de esta Nación, siendo hoy los grandes líderes que tanto necesitamos.

Cuántos quizás, cuántos tal vez!!!!. De lo único que estoy segura es que el Coronel Caamaño cumplió su misión como los grandes seres iluminados que de vez en cuando tenemos el privilegio de tener como estrellas fugaces del firmamento. Cumplió el deber por el cual vino a formar parte de este planeta. Asumió el rol en el cual lo colocó la vida y lo hizo de la mejor manera posible, con honestidad, con un corazón sincero y entregado a un Pueblo porque vibró junto a el y navegó en sus entrañas.
Sólo me resta desearle paz, luz y amor a su alma. A ustedes amigos y amigas lectores les invito a leer la gran obra literaria del doctor Hamlet Hermann. Como dominicanos y dominicanas debemos conocer nuestra historia reciente, sus escenarios y sus protagonistas. Aunque a veces la película tenga el mismo argumento, nosotros y nosotras somos los responsables de darle el curso a la historia de la vida y cuando no la sabemos, cuando no nos interesa o simplemente cuando la olvidamos, tendemos a repetirla con creces.

Ya para finalizar permitánme citar unas frases del Coronel de Abril cuando en uno de sus momentos se dirigía al Pueblo: “Porque me dio el Pueblo el Poder, al Pueblo vengo a devolver lo que le pertenece. Por encima de todo, hemos logrado una conquista inapreciable, de fecundas proyecciones futuras: La consciencia democrática! Despertó el Pueblo, porque despertó su consciencia!!!”.

La autora es Abogada y docente universitaria.