Una curación en día sábado: En aquel tiempo, Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo. Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: “Ven y colócate aquí delante”. Y les dijo: “¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?” Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió y su mano quedó curada. Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él”. Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
En este pasaje del Evangelio encontramos también otro pecado cuando vemos que Jesús es criticado por haber curado a un enfermo un sábado. El pecado del formalismo. Cristianos que no dejan lugar a la gracia de Dios. Y la vida cristiana, la vida de esta gente es tener todos los documentos en regla, todos los cerificados: Cristianos hipócritas, como estos.
A ellos sólo les interesaban las formalidades. ¿Era sábado? No, no se pueden hacer milagros el sábado, la gracia de Dios no puede actuar el sábado. ¡Cierran la puerta a la gracia de Dios! ¡Tenemos tantos en la Iglesia, tenemos tantos! Es otro pecado.
Los primeros, los que cometen el pecado de la pereza, no son capaces de ir adelante con el celo apostólico, porque han decidido detenerse en sí mismos, en sus tristezas, en sus resentimientos, en todo eso. Estos no son capaces de llevar la salvación porque cierran la puerta a la salvación. Para ellos cuentan sólo las formalidades. No se puede: es la palabra que más usan.
Y a esta gente la encontramos también nosotros y también nosotros tantas veces hemos tenido pereza, o hemos sido hipócritas como los fariseos. Se trata de tentaciones que vienen, pero que debemos conocerlas para defendernos.
Ante estas dos tentaciones, ante ese hospital de campaña, allí, está el símbolo de la Iglesia, ante tanta gente herida, Jesús se acerca y les pregunta: “¿Quieren curarse?” y les da la gracia. La gracia hace todo.
[…] Este es el camino cristiano, el camino del celo apostólico: acercarse a tantas personas, heridas en este hospital de campaña, y también tantas veces heridas por los hombres y las mujeres de la Iglesia. Es una palabra de hermano y de hermana: ¿quieres curarte? Y después, cuando va adelante: “¡Ah, no peques más, que no hace bien!”. Es mucho mejor esto: las dos palabras de Jesús son más bellas que la actitud de la pereza o la actitud de la hipocresía. (Homilía en Santa Marta, 01 de abril de 2014)
Diálogo con Jesús
Señor de mi vida, quisiera comenzar mis días siempre pidiéndote perdón por todas las reacciones negativas que he tenido en las cuales no he sabido manifestar tu bondad ni ser testimonio de tu amor. Quisiera sentir tu paternal abrazo que aleja toda frustración y desvanece todo miedo y dolor que han dejado las heridas de mi pasado. Sólo Tú puedes darme sanación a mi vida, solo Tú, con tu compasión, y que eres capaz de mirar el alma y desnudar sus males, puedes poner en movimiento a este duro corazón que se mantenía paralizado sin Ti, sin tu cercanía, sin tu bendición. Ven Señor mío, a estrecharme contra tu pecho con todas tus fuerzas y hacerme sentir tu protección y confianza que anima y derriba los muros de soledad que yo mismo había construido alejado de Ti. Dame tu bendición para salir adelante, superarme, valorarme y darte con alegría los frutos que te agradan. Ayúdame hoy a encontrar la fortaleza para vencer mi mal carácter, mi soberbia y mi ego, que sólo siembran vacíos y desesperanzas. Confío en que vienes en mi ayuda, me asistes, enderezas mis caminos y me haces caminar confiado con la certeza de que me llenas de valor, sanas mi vida y me llenas con tu poder. Amén
Propósito para hoy
Rezaré tres Padrenuestro pidiendo por la conversión de las personas que ofenden a Dios, comenzando por mí
Reflexionemos juntos esta frase:
“Señor, concédenos la gracia de llorar por nuestra indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo y en nosotros mismos.” (Papa Francisco)