La Iglesia Católica rechazó a la recientemente creada «Iglesia Católica Apostólica Renovada del Estado Plurinacional», promovida por el Gobierno de Evo Morales, desde el pasado 29 de junio, en la ciudad de Cochabamba. Según denunció el obispo de Oruro, monseñor Cristóbal Bialasik, «el gobierno (de Morales) pretende dividir la fe de los bolivianos» con la puesta en marcha de ésta, que «no es una Iglesia sino más bien una secta».
Con estupefacción hemos conocido la noticia de que, tal como se lee en la invitación, el sacerdote católico Javier Ticona, perteneciente a la Diócesis Castrense de Bolivia, recibirá la ordenación episcopal como Arzobispo primado para la Iglesia Católica Apostólica Renovada del nuevo Estado Plurinacional de Bolivia. La ordenación la recibirá de manos de Mons. Juan Ernesto Iriarte Blas, Arzobispo primado de la Iglesia Católica Apostólica Renovada del Perú.
Muchas personas que han visto la invitación o han asistido al acto en el Coliseo de la Coronilla el sábado 29 de junio, se habrán alegrado pensado que se trata de la ordenación de un nuevo Obispo para la Iglesia Católica Apostólica Romana, a la que pertenece la gran mayoría de la población boliviana.
Sin embargo nada más contario a la verdad. Para la auténtica Iglesia Católica Apostólica Romana es una ordenación totalmente espuria, inválida e ilícita, ya que el ordenante Juan Ernesto Iriarte Blas, al que también en algunos documentos se le conoce con los apellidos Friarte Blas, no es un obispo válidamente ordenado en la auténtica Iglesia Católica Apostólica Romana.
Ya en agosto de 2011 el Arzobispo del Cusco, Mons. Juan Antonio Ugarte Pérez, denunció que este caballero es un personaje farsante que trata de confundir a los fieles católicos ya que nunca recibió una ordenación válida por un obispo católico apostólico romano.
En consecuencia Mons. Ugarte iba a iniciar una acción penal contra dicho sujeto por simular la celebración de misas y ritos usando indumentarias e infraestructura de la Iglesia Católica.
En el fondo, al usar el nombre de Iglesia Católica Apostólica Renovada, casi idéntico al de Iglesia Católica Apostólica Romana, se está queriendo fundar una iglesia paralela con la finalidad de confundir a la opinión pública. Esta iglesia «renovada» recluta a personas inescrupulosas, incluyendo a sacerdotes y diáconos católicos suspendidos o sancionados, que pretenden ganarse la vida celebrando misas, entierros y sacramentos (bautismo, matrimonio) con un fin lucrativo.
Esta asociación falsa se presenta como una iglesia en vigencia en Perú y en Ecuador que ya tiene una Conferencia Episcopal Ecuménica Latinoamericana (CONFEEL) y una Comunión Mundial (COMUNICAR). Los ritos litúrgicos que emplea esta falsa iglesia son una burda copia de los empleados por la auténtica Iglesia Católica. Es de lamentar que se empleen estas estrategias arteras para confundir y engañar a la gente sencilla.
Es posible que la expansión de esta iglesia paralela en Bolivia esté siendo avalada o promovida por motivos políticos, ya que el actual gobierno en varias ocasiones se ha enfrentado contra el Cardenal Julio Terrazas y contra algunos obispos de la Iglesia Católica que valientemente han levantado la voz de alerta frente a hechos de corrupción, abusos y violaciones de los derechos humanos realizados por personas de gobierno o con su beneplácito.
El Arzobispado de Cochabamba ha dado a conocer un comunicado aclarando que el sacerdote Javier Ticona, quien va a ser ordenado está suspendido del ministerio sacerdotal, mientras que el señor Juan Ernesto Iriarte Blas, que se presenta como obispo ordenante, no figura en la lista de los obispos de la verdadera Iglesia que tal como rezamos en la profesión de la fe (Credo) es una, santa católica y apostólica.
Roguemos a Jesús, quien fundó una sola Iglesia bajo la autoridad de Pedro y sus sucesores (Mt 16, 18), para que mantengamos su Espíritu de unidad en la verdad y en la caridad como el distintivo de identidad de los verdaderos discípulos: «En esto conocerán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros» como yo les he amado (Jn 13, 34). «Que todos sean uno» (Jn 17, 21).