Julio Vasquez.

Radio Renacer

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jueves, 21 de octubre de 2010

Gota Cerebral


¡ DìA DEL POETA !

Las llamas de las palabras se extienden hacia la selvatiquez de una incertidumbre, perdiéndose entre la incomprensión, el asombro y la dejadez. Porque las palabras del poeta hacen malabarismos en los tímpanos, para no dejar huellas en el desierto ardiente de la inopia cultural.

Emergen en el camino pálidos ojos de asombro y prestan atención al pasajero de los versos; asumen posiciones los oídos para escuchar y florecen entre el murmullo, las sutiles metáforas de un verbo arduo de comprender.

La bulla, el escándalo, las palabras de las furnias, el improperio de la vacuidad, la insensata promiscuidad verbal y la tísica agudización de la sombra echa libertinaje, extiende su volumen y su aromático pero tóxico poder de “ moda “, dejando estragos en la dialéctica de un pueblo sometido al vendaval de un caos verbal.

¡ Día del poeta ! ¿ Y qué es un poeta ? Una simple voz que atisba en la maleza de la creación; un sencillo caminante entre las zarzas, donde se debaten las sanas intenciones de los que escuchan y las traviesas argumentaciones de los insensatos.

El poeta disfruta de sus versos, los lleva al papel para leerlos .. ¿ A quién ? A todos los que quieran … ¿ Y el público ? … Escaso, pero no importa el poeta está presente ante las auroras y debajo de los atardeceres. Ronda su poesía con la brisa, con el amor, con la angustia, con el hambre de los míseros y el calor de los cuerpos en conjunción erótica.

Los libros del poeta perduran, tanto entre el polvo de bibliotecas olvidadas, como en el fango del desprecio de un beodo … Pero no mueren, se carcomen, se maltratan, se vuelven alimentos de alimañas, pero alguna mano piadosa los recoge, los lee y lo revive en la memoria.

¡ Día del Poeta ! Regocijo de los amantes de la poesía, de los que llevan el estigma de lo mágico; el perfume de lo sublime y el sueño dorado de la ilusión.

El poeta, el que le escribe a la Luna, al Sol, a la miseria, a la meretriz que colma de placeres al desgraciado; al caminante cabizbajo de la soledad; a la muchacha hermosa de mirada tierna y labios de corazón; a la dolorosa peregrinación en el limo de una existencia opaca; al valiente que con arrojo, abre su fuerza contra la injusticia; al solitario niño que llora en una orfandad y en la pobreza; al pecho tierno de una madre imbuída de amor.

Celebremos el Día del Poeta, escuchando o leyendo un poema; aunque aparente poco, significa que la poesía no muere. Sufre, padece, se enferma, se vuelve humo, pero no se desprende totalmente de la esencia misma del Ser.

Ante el resoplido furioso, ante el desprecio temporal, ante el escarnio insulso, ante la displicencia de los imberbes, ante el murmullo malsano de la envidia, ante la oscuridad de la cognición, siempre existirá la palabra y si esta vive la poesía será eterna.