Julio Vasquez.

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lunes, 24 de junio de 2013

Un tribunal de Milán condenó el lunes al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi

Un tribunal de Milán condenó el lunes al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi por haber pagado a cambio de relaciones sexuales con una prostituta menor de edad durante tumultuosas fiestas en su residencia y de haber usado su influencia para tratar de encubrirlo. Berlusconi, de 76 años, fue sentenciado a siete años de prisión y proscrito de por vida para ocupar cargos públicos. Esto podría significar el fin de la carrera política de Berlusconi de dos décadas. Sin embargo, hay dos niveles más de apelación antes de que la sentencia sea definitiva, un proceso que podría demorar meses. Berlusconi no ocupa ningún cargo oficial en el gobierno italiano actual, pero sigue siendo influyente en la inestable coalición que surgió después de las elecciones de febrero. Tanto él como la joven marroquí protagonista del escándalo han negado haber mantenido relaciones sexuales. Su abogado, Niccolo Ghedini, anunció inmediatamente una apelación y dijo que la sentencia era tan anticipada como injusta. "Esto es algo irreal", dijo Ghedini a la prensa frente al tribunal. La sentencia incluso excedió la pena de prisión de seis años y proscripción de por vida de los cargos públicos que había solicitado inicialmente la fiscalía. "Estoy tranquilo porque he venido diciendo durante tres años que este juicio nunca debió haberse ventilado aquí", afirmó el abogado. Los cargos contra el magnate mediático multimillonario derivan de las fiestas tumultuosas en el 2010 en su mansión cerca de Milán, donde agasajaba a hermosas jóvenes mientras era primer ministro. Dice que las fiestas eran de gala; los fiscales sostienen que eran orgías en las que se pagaba a mujeres para que asistieran. Ni Berlusconi ni la muchacha protagonista del caso, Karima el-Mahroug, más conocida por su sobrenombre Ruby, han prestado testimonio. La mujer fue citada por la defensa pero no se presentó en un par de ocasiones, demorando con ello el juicio. El equipo defensor de Berlusconi terminó por retirarla de la lista de testigos. El-Mahroug atestiguó en el juicio separado a tres asistentes de Berlusconi acusados de conseguir prostitutas para las fiestas. Dijo al tribunal que la discoteca de Berlusconi presentaba a aspirantes a coristas disfrazadas de monjas y enfermeras insinuantes en actos de desnudismo, y que una mujer incluso se disfrazó del presidente Barack Obama. Berlusconi no estuvo en el tribunal el lunes. Las tres juezas del panel deliberaron durante más de siete horas antes de pronunciar su veredicto. Sus fundamentos escritos para haber llegado a esa conclusión serán presentados en los próximos días. Berlusconi a menudo se ha pronunciado contra los fiscales y jueces de Milán, a quienes ha acusado de montar casos contra él por motivaciones políticas. El-Mahroug, ahora de 20 años, dijo en el otro juicio que asistió a una media docena de fiestas en la residencia de Berlusconi y que después de cada una Berlusconi le dio un sobre con hasta 3.000 euros (3.900 dólares). Agregó que más adelante recibió 30.000 euros en efectivo del entonces primer ministro por medio de un intermediario, dinero que dijo a Berlusconi que deseaba para abrir un salón de belleza, pese a no tener entrenamiento formal en esa actividad. La muchacha tenía 17 años en el momento de los supuestos encuentros pero decía que tenía 24. También dijo estar emparentada con el entonces presidente egipcio Hosni Mubarak. Los abogados de Berlusconi argumentaron que su defendido, pensando que la mujer era de hecho sobrina de Mubarak, llamó a la policía después que fue detenida para evitar un incidente diplomático. El veredicto se produce después de una condena a Berlusconi por fraude impositivo, que junto con una sentencia a cuatro años de cárcel y una proscripción por cinco años para ocupar cargos públicos, ha sido ratificada en primera apelación. Este caso de fraude se encamina a la Corte Suprema para una apelación final después que la defensa de Berlusconi no logró que se revocara en el tribunal constitucional. -

AP