Desde que Dios pone sus ojos en el pueblo de Israel, lo primero que les hace saber es que deben oír y obedecer. Además de temer, no por miedo, más por amor, porque el que ama obedece y da honra.
Lo que significa que nosotros somos llamados a oír, a obedecer, a temer y a servir. Leamos algunas citas:
“Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? ” Deuteronomio 10:12-13
“Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.” Deuteronomio 28:2
“Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.” Deuteronomio 11:13-14
“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.”
Deuteronomio 13:4
El propósito de Dios enseñarnos a oír, obedecer, a temer y a servir, es porque él entiende que son llaves que abren puertas en los cielos, para que su favor y su gracia sean derramadas, es a nosotros que nos conviene guardar su palabra, caminar en sus mandamientos y hacer su voluntad.
En el capítulo 6 de Deuteronomio nos habla de “El gran mandamiento” señalando aquí el resumen específico de lo que Dios quiere que hagamos para poder entrar a la vida eterna.
El libro de Deuteronomio 6:1-9, es muy explicito cuando Dios establece sus principios, leyes, estatutos y ordenanzas, para poder morar en esa tierra prometida que fluye leche y miel, válido también para el reino de los cielos.
“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”
lunes, 8 de diciembre de 2014
¿A qué somos llamados como hijos de Dios?
7:38 p. m.
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