Esta mañana, al presidir la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco advirtió que la Iglesia siempre sufrirá la tentación de un poder que no es el que Jesucristo quiere para ella, y aseguró que donde está Jesús no hay lugar para la mundanidad ni la corrupción.
El Santo Padre recordó el Evangelio de hoy, en el que los jefes del Templo, los jefes de los sacerdotes y los escribas “habían entrado en un proceso de degradación y haciendo que el Templo resultara ‘sucio’. ¡Habían ensuciado el Templo!”.
“El Templo es un icono de la Iglesia”, explicó el Papa. “¡La Iglesia siempre, siempre, sufrirá la tentación de la mundanidad y la tentación de un poder que no es el poder que Jesucristo quiere para ella!”.
“Jesús no dice: ‘No, no se hace esto. Háganlo afuera’. Dice: ‘¡Ustedes han hecho una cueva de ladrones aquí!’. Y cuando la Iglesia entra en este proceso de degradación el final es muy feo. ¡Muy feo!”, advirtió.
Francisco señaló que “siempre está en la Iglesia la tentación de la corrupción. Sucede cuando la Iglesia, en lugar de estar apegada a la fidelidad al Señor Jesús, al Señor de la paz, de la alegría, de la salvación, cuando en lugar de hacer esto está apegada al dinero y al poder.
“Esto sucede aquí, en este Evangelio” indicó el Papa, señalando que “estos jefes de los sacerdotes, estos escribas estaban apegados al dinero, al poder, y se habían olvidado del espíritu. Y para justificarse y decir que eran justos, que eran buenos, habían cambiado el espíritu de libertad del Señor con la rigidez”.
“Jesús, en el capítulo 23 de Mateo, habla de su rigidez. La gente había perdido el sentido de Dios, incluso la capacidad de alegría, también la capacidad de alabanza: no sabían alabar a Dios, porque estaban apegados al dinero y al poder, a una forma de mundanidad”, recordó.
El Papa destacó que “Jesús echa del Templo no a los sacerdotes, a los escribas; echa a estos que hacían negocios, a los especuladores del Templo”.
“Pero los jefes de los sacerdotes y los escribas estaban relacionados con ellos: ¡existía el ‘santo soborno’ allí! Recibían de estos, estaban apegados al dinero y veneraban a este santo”, lamentó.
Francisco subrayó que “el Evangelio es muy fuerte. Dice: ‘Los jefes de los sacerdotes y los escribas trataban de hacer morir a Jesús y así también los jefes del pueblo’”.
“La fuerza de Jesús era su palabra, su testimonio, su amor. Y donde está Jesús, ¡no hay lugar para la mundanidad, no hay lugar para la corrupción!”.
El Santo Padre reiteró que “ésta es la lucha de cada uno de nosotros, ésta es la lucha cotidiana de la Iglesia: siempre Jesús, siempre con Jesús, siempre pendientes de sus labios, para escuchar su palabra; y jamás buscar seguridades donde están las cosas de otro patrón”.
“Jesús nos había dicho que no se puede servir a dos patrones: o a Dios o a las riquezas; o a Dios o al poder”, señaló.
Francisco aseguró que “nos hará bien rezar por la Iglesia. Pensar en tantos mártires de hoy que, por no entrar en este espíritu de mundanidad, de pensamiento único, de apostasía, sufren y mueren”.
“¡Hoy! Hoy hay más mártires en la Iglesia que en los primeros tiempos. Pensemos. Nos hará bien pensar en ellos. Y también pedir la gracia de no entrar jamás en este proceso de degradación hacia la mundanidad que nos lleva a estar apegados al dinero y al poder”, concluyó.