Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 28 de julio de 2015

Pedro Martínez: fruto del esfuerzo

El domingo próximo pasado, no sólo era un día de regocijo y de celebración para todos los dominicanos, tanto dentro del país como fuera, como el de los padres, sino que quedará para la historia, no solamente del deporte, específicamente, el beisbol, sino como parte nuestra,  la llegada o exaltación al Salón de la Fama de Pedro Jaime Martínez.  El mismo que nació en el año 1971 en Manoguayabo, lo que hoy conocemos como parte de Santo Domingo Oeste, de una familia modesta y humilde, como son la mayoría de los más de diez millones de dominicanos.
    
Este hombre de alma noble pero fuerte, de gran carácter, perseverante y coherente.  Con educación de hogar y de raíces morales muy definidas.  Es, como indicamos más arriba, forma parte de la gran cantidad de dominicanos a las que el Estado Dominicano no le garantiza las formas de cómo salir del ámbito de la pobreza, a no ser que no se vía el esfuerzo que realice esa determinada familia o individuo.  Es una de las tantas muestras del por qué en República Dominicana el aspirar a que un hijo sea pelotero y firmado, es una aspiración y motivo de esperanza para obtener un futuro más promisorio.
    
El ejemplo de Pedro Jaime Martínez, no solo se circunscribe al plano del beisbol, sino que debe ser un estímulo para los que en su misma situación; o un ejemplo para quienes, aunque no estén dentro del deporte, sino que puedan aplicarlo en sus vidas; puedan emular sus pasos y forma de adquirir y llegar  obtener las cosas, basado en el trabajo constante, el esfuerzo, la perseverancia y la coherencia.  La muestra de lo que vemos en Pedro Jaime Martínez, si bien es de un grande y coloso, no supone que usted no pueda manejarse de la misma forma y conducirse igual, si se lo propone y lucha para ello. Sino cae en la rutina; en la desesperación de conseguir las cosas a “cualquier costo”; en el arribismo; en el simplismo, en lo fácil; en corromperse; en fin, esto aplica para todo.  El gran logro de Pedro, de muchos, es haberse mantenido en momentos en que precisamente en la Gran Carpa del beisbol, se incitaba a utilizar todo tipo de sustancias prohibidas o no, pero que ya entraban dentro el esquema de “motivación y fuerza” especial para continuar rindiendo por encima de otros.

Lo que hoy se premia de Pedro Jaime Martínez, no es solamente su inmortalidad dentro de un deporte, sino su conducta intachable, tanto dentro como fuera del terreno, para poder hoy hablar con boca llena, de que es un ejemplo para su familia, sus hijos, su país y el mundo.  Es una muestra de que cuando se quiere se puede, aun por la vía de lo correcto, y esto lo indico, porque en una sociedad en descomposición lo que se premia y se alimenta, es la mediocridad, lo corrupto, lo fácil, el arribismo y la adulonería; el llegar por las vías de lo bien hecho, no es la regla, sino la excepción en nuestro país.

Viendo algo de lo que salió publicado en el matutino El Caribe en el día de ayer lunes 27 de los corrientes, sobre Pedro Martínez, se indicaba lo siguiente y cito:

“En el terreno de juego fue todo un gladiador, un luchador lleno de coraje, un guerrero intimidante. Aparentaba en ocasiones hasta pedante”. “Esas particularidades, sin embargo, contrastan con la personalidad solidaria, sencilla, discreta al extremo que tiene el también llamado “Pedro el Grande”, calificativo que le llega no precisamente por su estatura física, sino por la grandeza de su hazaña”.
    
“Tres premios Cy Young, una Triple Corona de pitcheo en 1999, ocho veces convocado al Juego de Estrellas, tres veces líder de su liga en porcentaje de ganados y perdidos y con .687 de por vida, cinco títulos de efectividad, tres veces líder de su liga en ponches, con nueve temporadas de 200 o más abanicados, son números que muestran que Pedro Martínez acumuló méritos sobrados para desde ayer estar instalado en Cooperstown”.
    
“Su discurso en el acto de instalación, el último de la ceremonia, luego de los otros tres exaltados, fue también una pieza que mostró la grandeza de Pedro, su aprecio por su patria y sus compatriotas”. 

“Congratulaciones Pedro, llegaste al lugar donde debías llegar, y te lo ganaste”.
Viendo lo ya citado, puedo indicar que la vida de Pedro Martínez, es un verdadero estímulo y nos expresa que hay algo más que tantas pequeñeces, bajezas, cosas sucias, perversidades y corruptas; que pueden adornar a ciertos seres humanos y malos ejemplos que vemos a diario en nuestro país. 
    
Cuando observas vidas como las que ha recorrido nuestro Pedro Martínez, te dices, que siempre vale la pena seguir el camino del bien y de lo correcto, del esfuerzo, a pesar de todo lo que puedas o debas enfrentar.  No tiene precio cuando la dignidad supera el orgullo, el ego y la ambición desmedida.  No tiene precio cuando puedas caminar sin que te puedan señalar y ser ejemplo de muchos, no para vanagloria propia, sino como instrumento para muchos que puedan utilizarlo como mensaje y camino.   Lo que hoy vemos en el resultado de Pedro Martínez, es fruto de su esfuerzo, de su familia, lo mejor de todo un pueblo que lo apoyaba y sobre todo, de Dios.

Honor a quien honor merece.

Lic. Jordi Veras.