El Papa ha aprobado los decretos de virtudes heroicas de siete nuevos Siervos de Dios, entre los que está la española sor Isabel de María Inmaculada, de las Siervas de San José. Casi todos ellos han vivido –al menos buena parte de su vida– durante el siglo XX.
(Alfa y Omega) Sor Isabel Méndez Herrero, conocida en su vida religiosa como Isabel de María Inmaculada, de la Congregación de las Siervas de San José, nació en Castellanos de Moriscos (Salamanca), el 30 de agosto 1924. Según consta en su Causa de canonización, siempre tuvo una clara vocación misionera, que una grave enfermedad vino a transformar en una mayor entrega. «Tus pulmones se deshacen», le dijeron los médicos, pero ella, «aunque no recibí la invitación con alegría», respondió: «Desde ahora seré misionera por el sufrimiento y la oración. Estoy contenta. Mi vida por todos».
Pese a su enfermedad, llevó «el sufrimiento oculto en una sonrisa», como reconocerían después sus hermanas de congregación; y «nadie se separaba de su lado sin que le contagiase algo de Dios».
En julio de 1950, Isabel, desahuciada, confiesa: «Dicen que mi caso es grave, pero sé que el Señor me sostiene igual, con pulmones o sin ellos». Son tiempos de luz –«¿Orar? No pienso nada, siento a Dios cerca»– y de sombras –«Son muy oscuras las tinieblas… Mi oración es ahora al pie de la cruz»–. Hasta que el 28 de diciembre de 1953, a mediodía, muere diciendo: «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo».
El Papa ha aprobado las virtudes de otros seis Siervos de Dios. Especialmente llamativo es el caso del obispo ucraniano Andrej Szeptyckyj, metropolitano de Halyc, que dedicó su ministerio a la reconciliación entre ortodoxos y católicos, y que, durante la ocupación nazi de su país, refugió a 160 judíos. Están también en la lista monseñor Giuseppe Carraro, obispo de Verona; Agustín Ramírez, fundador de la Congregación de las Hermanas Siervas del Señor de la Misericordia; Simpliciano della Natività, fundador de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones; la mexicana María del Refugio Aguilar, fundadora de la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento; y Marie-Thérese Dupouy Bordes, fundadora de la Congregación de las Misioneras de los Sagrados Corazones de Jesús y María.