Julio Vasquez.

Radio Renacer

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miércoles, 16 de junio de 2010

La Responsabilidad en los Crímenes Cometidos por Niños y Adolescentes


- Seguridad y protección no ocurren o se consiguen de la nada. Son el resultado del consenso colectivo y el envolvimiento público. Les debemos a nuestros niños, los ciudadanos más vulnerables en nuestra sociedad, una vida libre de violencia y miedos´´-Nelson Mandela. Los niños y adolescentes de la República Dominicana están delinquiendo en grado alarmante.

Ellos cuentan con el nuevo código del menor o la ley 136-03 para juzgar sus hechos. También para recibir protección y crecer con dignidad y oportunidades. Algunos sectores de la opinión pública han reaccionado con indignación recientemente ante la aparente flojera de este código para aplicar castigos por hechos graves, como los de la banda que asesinaba taxistas en serie, aplicando la tortura y el sadismo de manera ritual. En nuestro país podemos darnos el lujo de tener grandes avances en la puesta en función de códigos bien elaborados, progresistas y de enormes dimensiones a favor del objeto jurídico de los mismos. Contamos con uno de los mejores y más justo de los códigos del trabajo en Latinoamérica. Este, elaborado e implementado por nuestro actual Vice-Presidente de la República, ha devuelto la dignidad y la recompensación material a decenas de miles de trabajadores que se han valido de la instrumentación disponible para hacer valer sus derechos.


La ley 136-03 es una pieza nítida, clara, justa y con características extraordinarias para con ella abonar las zapatas de nuestra sociedad. Podemos compararla con el sistema de protección que los niños y niñas tienen en los Estados Unidos, al menos sobre el papel. De manera que es necesario ver, leer y analizar este código, ponerlo en la palestra pública sin politiquería y apasionamientos si es que se pretende modificar. Creo que para lograr el mayor castigo sobre adolescentes criminales no se debe malograr el instrumento que los protege, sobretodo cuando todos los responsables lo violan constantemente. Es imprudente reaccionar con furia ante los hechos y culpar al código por aparentemente no contar con los mecanismos que le hagan pagar a los menores por sus crímenes. Es la sociedad y el Estado los que han incumplido con los principales fundamentos que protegen y garantizan que los niños y adolescentes vivan libre de agresiones, cubiertas sus necesidades básicas y sin miedos.


Veamos un ejemplo sacado del propio código: Principio VII “Obligaciones Generales del Estado´´...Como representante de toda la sociedad, tiene la obligación INDECLINABLE de tomar todas las medidas administrativas, legislativas, judiciales y de cualquier otra índole que sean necesarias y apropiadas para GARANTIZAR que todos los niños, niñas y adolescentes disfruten plena y efectivamente de sus derechos y no podrá alegar limitaciones presupuestarias para incumplir las obligaciones establecidas.

En nuestro país existen lugares dónde se prostituyen niñas, niños y adolescentes, existe una gran actividad de pedofilia a nivel de oferta turística y se vende licor y cigarrillos a los mismos con absoluta libertad e impunidad. No hay un cuidado para darle seguimiento constante a las disposiciones, no hay una constante para velar las agresiones cometidas por padres, maestros y otros miembros de la sociedad. Antes de pretender juzgar la totalidad de este universo desamparado hasta por las mismas instituciones que deben protegerlos, antes de pasarle factura a los que no han recibido lo que la ley manda, debemos pasarle factura a las instituciones que de plano violan el propio código.


Principio VIII ´´…El padre y la madre tienen responsabilidades y obligaciones comunes e iguales en lo que respecta al cuidado, desarrollo, educación y protección integral de sus hijos e hijas´´. Este país está lleno de niños y niñas abandonados y abusados. ¿Cuántas veces se remueven niños de sus hogares para ofrecerle protección de su propia familia? En el artículo XII de los derechos fundamentales de este código dice: ´´Es responsabilidad de la familia, el estado y la sociedad protegerlos contra cualquier forma de explotación, maltrato, torturas, abusos o NEGLIGENCIAS que afecten su integridad personal´´. Sabemos que nuestra sociedad ha sido una nave a la deriva que ha tenido que afrontar miles de tempestades. Sabemos que tenemos la idea centenaria de que los niños son propiedades que se manejan más como mascotas que como seres iguales con derechos.