Julio Vasquez.

Radio Renacer

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miércoles, 27 de agosto de 2008

La Hora Santa.

El Papa Juan Pablo II en el 45 Congreso eucarístico internacional de Sevilla, de 1993, dijo: Espero que el fruto de este Congreso sea el establecimiento de una adoración eucarística perpetua en todas las parroquias y comunidades cristianas del mundo entero.

Y en la Instrucción Redemptionis sacramentum escribía: Es muy recomendable que en las ciudades o en los núcleos urbanos, al menos en los mayores, el obispo diocesano designe una iglesia para la adoración perpetua, en la cual se celebre también la santa misa con frecuencia o, en cuanto sea posible, diariamente... El obispo diocesano reconozca y, en la medida de lo posible, aliente a los fieles en su derecho de constituir hermandades o asociaciones para practicar la adoración, incluso perpetua.

El Ordinario promueva intensamente la adoración eucarística con asistencia del pueblo, ya sea breve, prolongada o perpetua. En los últimos años, de hecho, en tantos lugares, la adoración del Santísimo Sacramento tiene cotidianamente una importancia destacada y se convierte en fuente inagotable de santidad.

El Papa Benedicto XVI, el 9 de noviembre del 2006, propuso a la Iglesia el descubrimiento de la adoración eucarística perpetua, al encontrarse con los participantes en la Asamblea plenaria del Comité pontificio para los Congresos eucarísticos internacionales, que preparaban el Congreso eucarístico internacional de Québec (Canadá) de junio del 2008.

Y en la exhortación apostólica Sacramento de amor nos dice: La adoración eucarística no es sino la continuación obvia de la celebración eucarística, la cual es en sí misma el acto más grande de adoración de la Iglesia. Recibir la Eucaristía significa adorar al que recibimos. La adoración fuera de la misa prolonga e intensifica lo acontecido en la misma celebración litúrgica. Recomiendo ardientemente a los Pastores de la Iglesia y al pueblo de Dios la práctica de la adoración eucarística tanto personal como comunitaria. A este respecto, será de gran ayuda una catequesis adecuada en la que se explique a los fieles la importancia de este acto de culto que permite vivir más profundamente y con mayor fruto la celebración litúrgica. Además, cuando sea posible, sobre todo en los lugares más poblados, será conveniente indicar las iglesias u oratorios que se pueden dedicar a la adoración perpetua.(final)

Un saludo cordial en Jesús Eucariastía y en María, Medianera de todas las gracias.
José Luis Elizalde Esparza.

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