Da tristeza ver tantas sectas o nuevas asociaciones religiosas, que se creen dueñas de la verdad y descalifican a los demás, enviándoles al infierno, si no se convierten en sus seguidores. Algunos de estos grupos hasta acaparan y controlan y debilitan la personalidad, los alejan de la familia y de los estudios para dedicarlos enteramente a la secta con una obediencia total a su jefe. Y no faltan quienes acuden a grupos misteriosos esotéricos, que se creen guardar la verdad sólo para los iniciados. Grupos cerrados y secretos que buscan el desarrollo mental para ser unos "superhombres". Otros grupos buscan el progreso en su relación con los extraterrestres... Ante esta gama tan grande de vendedores de la "verdad" y de la "felicidad", ¡qué fácil es equivocarse y seguir una senda estrecha en vez de seguir el camino de Jesucristo! Si pensamos en las grandes religiones no cristianas, podemos ver cuántos errores tienen en su doctrina y en su actuar: ritos extraños para purificarse, discriminación radical de la mujer, conceptos equivocados sobre el bien y el mal... Son senderos que se quedan a medio camino, pues no conocen a Dios como Padre amoroso y providente que vela por sus hijos con amor. De ahí nuestra grave responsabilidad, como cristianos, de enseñarles la VERDAD de Jesucristo. No somos dueños de la verdad ni tenemos el monopolio exclusivo, porque todos los hombres son hijos del mismo Dios y tienen derecho a conocer en plenitud a su Padre Dios y a su Hijo Jesucristo. Decía el Papa Juan Pablo II: "No podemos permanecer tranquilos, si pensamos en los millones de hermanos y hermanas nuestros redimidos también por la sangre de Cristo, que viven sin conocer el amor de Dios. Pero tenemos fe en Dios Padre, en su bondad y misericordia. Dios está preparando una primavera cristiana de la que ya se vislumbra su comienzo" (Redemptoris Mater, 86). En el mundo sólo el 30% son cristianos y sólo el 18.5% son católicos. ¿Qué has hecho tú para llevar la verdad de Cristo a todos los pueblos del mundo, a través de tu oración, sacrificio y amor? No olvides que debes compartir con los demás el regalo de ser cristiano y extender el reino de Jesucristo por todo el mundo. Sólo Jesucristo es "el CAMINO, la VERDAD y la VIDA". (Juan 14, 6). En Él y sólo en Él encontraremos la luz y la verdad, que nos llevará al amor de Dios en plenitud. Pero recordemos que a Cristo, el amigo humano divino, lo encontramos en la Eucaristía. ¿Hasta cuándo los católicos y los ortodoxos guardaremos este tesoro para nosotros solos? ¿Por qué no vamos por el mundo entero, hablando de que Jesús nos espera como un amigo en este sacramento? Abre las puertas de tu corazón a Jesús Eucaristía y acude a la cena del Señor. Estás invitado. Por Cristo, con Él y en Él, llegarás más fácilmente a vivir de verdad la maravilla de ser hijo de Dios en la plenitud del amor. Un saludo cordial en los Corazones de Jesús y María. José Luis Elizalde Esparza.
martes, 24 de junio de 2008
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