El Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, explicó que defender elmatrimonio natural conformado por un hombre y una mujer no es discriminar “ni perseguir a nadie”.
Así lo indicó el Purpurado en la homilía de la Misa que presidió el domingo 19 de junio en la Catedral Metropolitana de Ciudad de México ante cientos de fieles presentes en el día en que en muchos países se celebró el Día del Padre.
Las palabras del Cardenal se dan luego que el 17 de mayo, el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, anunciara que promovería una reforma en la Constitución y el Código Civil del país para que se reconozca a nivel nacional el matrimonio entre personas del mismo sexo, una propuesta que permite también la adopción por parte de homosexuales que ha recibido fuertes críticas de los obispos de México y de la ciudadanía.En la homilía del domingo el Cardenal Rivera explicó que “defender nuestra fe y nuestros principios, como el matrimonio natural entre un hombre y una mujer, o el derecho de los niños, no es odiar, ni discriminar, ni perseguir a nadie”.
Asimismo, “usar el lenguaje de la Sagrada Escritura para llamar mal al mal y pecado al pecado no es un lenguaje de odio, pues si realmente amamos a alguien tenemos que decirle la verdad, nadie ama realmente disimulando la verdad y usando la mentira”, aseguró.
El Cardenal recordó luego que él y la Arquidiócesis de México “fuimos los primeros en emitir un comunicado en el que de manera firme condenamos el demencial atentado cometido en Orlando donde perdieron la vida 50 personas inocentes, seguimos orando y lo seguiremos haciendo por el eterno descanso de las víctimas, por la recuperación de los heridos y por el consuelo para sus familias”.
“Reitero que la fe en Jesús nos invita a dar la vida, incluso a ofrendarla en el martirio, pero jamás a quitarla a nadie, Jesús denunció y nos llama a denunciar el pecado, pero nunca a odiar a los pecadores, incluso, el Señor nos dice que si queremos ser perfectos, debemos amar a los que nos odian, a no devolver mal por mal, a amar a nuestros enemigos y a rezar por ellos”, continuó.
El Arzobispo Primado de México alentó también a no olvidar “que todos somos hijos de Dios, que tenemos una dignidad única, la Iglesia no odia a nadie, la Iglesia tiene innumerables enemigos, pero ella no es enemiga de nadie, y la voluntad de la Iglesia no es la de condenar a nadie, sino que es la misma de Jesús, que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.
“No pidamos, exijamos, el respeto y la tolerancia que con todo derecho los demás nos piden y exigen”, sentenció.
Sobre la celebración del Día del Padre, el Cardenal afirmó que “transmitir la vida humana es participar del poder creador de Dios. Engendrar a un hijo o a una hija es un acto sublime, misterioso y trascendente, por el cual se trae a este mundo a una persona nueva, singular, única e irrepetible, la cual debe ser acompañada en su crecimiento con amor y responsabilidad”.