El agricultor Salomón Sepúlveda, nacido y criado en el poblado Rincón de Yuboa, en Bonao, quien se jacta de que nunca fue detenido por guardias ni policías pese a que vivió quince años en la Era de Trujillo, ya con canas dice que se ha llevado la peor experiencia de su vida: “Mi hijo fue detenido y torturado dos días por policías de servicio en el cuartel de Bonao”.
En denuncia a El Nuevo Diario narró que los agentes de la Dirección de Investigaciones Criminales, DICRIM, se presentaron a las 5:00 de la mañana a la casa, sin fiscal y sin orden de un juez, forzaron la entrada y se llevaron a su hijo Julián Sepúlveda, le pusieron una funda negra en la cara y lo torturaron durante dos días en una casa que tienen para esos fines en un monte cerca de Villa Altagracia.
Denunció que luego de golpearlo en la cabeza, la espalda, los brazos, los pies, los policías lo llevaron al cuartel en Bonao, donde lo encontraron el domingo en la mañana, día en que lo despacharon, pero que no pudo salir caminando porque lo dejaron inutilizado.
Manifestó que su hijo también es agricultor y que nada tiene que ver con delincuencia ni crímenes, por lo que pidió al jefe de la Policía Nacional y al procurador general de la República que ordenen una investigación del caso y que no dejen sin castigos a quienes cometieron esos abusos.