Julio Vasquez.

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sábado, 6 de junio de 2015

Catequesis de adultos un reto para toda la vida

Admiro de sobremanera a los(as) catequista de niños ya que es una labor muy ardua. Comencé mi experiencia dentro de la catequesis de adultos cuando cumplí 14 años. Aunque trate varias veces de enseñar religión a niños pequeños, descubrí que no era para mí esa dificultosa labor. Me acuerdo que a mis 14 tenía estudiantes que me pasaban el doble en mi edad. Hoy doy gracias a Dios, porque puso en mi camino gentes que me apoyaron me daban aliento cuando más difícil estaban las situaciones.

Hasta la fecha, Dios me ha dado la gracia de poder ejercer este ministerio desde Puerto Rico (parroquias, grupos de jóvenes, universidad) de igual forma mientras estuve en el Ejercito de los Estados Unidos. Actualmente además de la participación en la catequesis de adultos en mi parroquia (San José en Dalton, Georgia USA) tengo la dicha y la gracia por parte de Dios colaborar por estos medios (www.es.catholic.net) el reto sin duda alguna es aun mayor ya que se expanden las fronteras gracias a Dios y a este medio cibernético.

El papa Juan Pablo II comienza su Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae; La catequesis ha sido siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas primordiales, ya que Cristo resucitado, antes de volver al Padre, dio a los Apóstoles esta última consigna: hacer discípulos a todas las gentes, enseñándoles a observar todo lo que Él había mandado,1 este es el motivo principal que siempre me ha movido a realizar este apostolado. Pero este no es un simple u ordinario mandato sino al contrario es complejo y extraordinario ya que requiere de mucho tiempo y mucha dedicación. Para preparar una clase de hora y media o dos hora a los máximo, por lo regular me toma de dos a tres días y en ocasiones hasta mas tiempo. Esta preparación no es simplemente la fase intelectual o didáctica sino incluye la espiritual en espacial la oración la cual considero más importante dentro de toda esta elaboración.

Con el pasar de tiempo he descubierto que la mayoría de los adultos que comienzan la catequesis lo toman muy en serio. Muchos de ellos hasta se vuelven en cristianos muy comprometidos con Dios y la Iglesia. De igual forma, la catequesis de adultos se ha de transformar en una constante apologética ya muchos llegan de con ideas y conceptos erróneos que el catequista de hoy tiene la necesitad de una formación plena y cabal de nuestra fe católica. El catequizador tiene que estar al tanto de las nuevas tendencias ya sean pseudo-cristianas o de cualquier índole que por muchas razones hace tambalear la fe de muchos católicos. Nuestra Iglesia Católica tiene muy buenos recursos para la preparación de la catequesis. El Magisterio de la Iglesia toma muy en serio este menester de la formación cristiana de los adultos.

No importa el tema que se discuta en la catequesis, siempre es aconsejable que tenga en cuenta tres áreas básicas a discutir cuando brindas tu tema. Este es el formato (por así decirlo) que yo uso, ya sea para un tema, clase o charla. Claro esta que no tiene que estar en ese preciso orden, se puede variar o intercalarlo como lo creas conveniente.

1. Fase informativa – brinda toda la información que tengas sobre el tema. Se pueden usar como referencia; la Biblia, documentos de la Iglesia (encíclicas o exhortaciones apostólicas etc.) y hasta material audio visual si lo hay disponible.

2. Fase inspiradora – donde debes presentar ejemplos (pueden ser testimonios) (santos o personas de nuestra comunidad con buen testimonio cristiano etc.) que le den fundamento y apoyo al tema.

3. Fase compromiso – buscar a insertar o llevar al estudiante al compromiso cristiano que lleve dicho tema.

Ahora bien, es nuestro deber tomar parte en esta extraordinaria función de la catequesis. Si quieres ser parte de esta importante ministerio dentro de la Iglesia, habla con tu párroco o sacerdote en comunidad. Yo estoy completamente seguro que tu aportación será de gran utilidad dentro de tu parroquia. Dios... Bendiga... Amén.

Por: Daniel Cáliz | Fuente: Catholic.net