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sábado, 11 de julio de 2009

Trillizas SJM Fe, Esperanza y Caridad

Escrito por: Manuel Espinosa Rosario

SAN JUAN DE LA MaGUANA. Las trillizas nacidas en el hospital Doctor Alejandro Cabral, ya tienen nombres, ¡y qué nombres!: Fe, Esperanza y Caridad, cuya madre, Karina García Céspedes, de 28 años, admite que “los busqué con la fe, la esperanza y la caridad de que el doctor Leonel Fernández Reyna se apiadará de nosotros, porque antes éramos solo cinco, ahora somos ocho”.

Y es que Karina y su pareja, Luis Alberto Valdez Lorenzo, tienen además a Enmanuel, Ordalis y Odalis, de 4, 8 y 10 años de edad, respectivamente, y son tan pobres, que viven arrimados en el humilde hogar de doña Mercedes, la madre de la joven parturienta, en el paraje La Baitoita, Caña Segura, de Las Matas de Farfán.

Cuando se le preguntó de dónde y cómo surgieron los nombres que llevarán las trillizas, Karina no escondió que fue intencional, en busca de ayuda, porque según explico, “la fe es lo ultimo que los humanos debemos perder en la vida, siempre hay que tener esperanza en Dios, y en el mundo hay muchas personas que practican la caridad”, y eso me inspiró, y Dios parece que me iluminó la mente, aunque Luis aun desconoce que se llaman así.”

Fe, Esperanza y Caridad, vinieron al mundo mediante cesárea, a la una de la madrugada de este jueves 9, completamente sanas, según los médicos que la recibieron.

Cada una pesó e 4.3 libres libras, en total, 12 libras y nueve onzas.

La madre sí presenta los hematócritos bajos, informó la enfermera Elayna. Y no es para menos.

“Si con los tres primeros estamos al borde de la desesperación, porque vivimos prácticamente de lo que mi mamá nos puede dar, haciendo quesos, ahora con seis después que nacieron las trillizas, Fé, Esperanza y Caridad, por un lado estamos contentos, pero por el otro nos matará la pesadilla de pensar cómo y con qué las vamos a alimentar, como están las cosas ahora de caras”, expresa la joven madre Karina, nacida el 12, de marzo del 1980. Su pareja nació el 20 de junio del 1984, es 4 años más joven.

Si preocupada y desesperada está Karina por el drama que le espera en lo adelante, mucho más esta su madre Mercedes, quien presionó y firmó el documento para sacar a las trillizas Fe, Esperanza y Caridad, antes del tiempo establecido por los médicos que la atienden en el hospital Doctor Alejandro Cabral, medida que fue revocaba por esta a sugerencia de este redactor y enfermeras, al advertirle del riesgo a que las exponía por el ambiente inadecuado que presenta la humilde vivienda que le servirá de morada.

Desde que comenzó a circular la versión del nacimiento de las trillizas, la sala donde están, en la segunda planta del Alejandro Cabral, es visitada por decenas de personas, principalmente mujeres de todas las edades y estratos sociales.

Luis Alberto tuvo junto a sus trillizas pocas horas en el centro asistencial, y su felicidad duró poco, pues tuvo que marcharse a Santo Domingo, a “ver si encuentro algo que hacer”, dijo, dejando el cuidado de Fe, Esperanza y Caridad, y de su esposa Karina, en las manos de Dios y de su suegra Mercedes, quien nunca los ha desamparado.

Cuando Karina fue enterada que su caso iba a ser publicado, y que lo leerían muchas personas, en el país y en el exterior, pese al drama que vive, en su rostros se dibujó la esperanza y dijo, “bueno, yo espero que tanto el Presidente doctor Leonel Fernández Reyna, su esposa, doctora Margarita Cedeño de Fernández y cuantas personas me vean y vean a mis trillizas, me metan la meno, me ofrezcan ayuda fija, porque imagínese, seis niñas y niños y no tenemos nada a qué echarle manos para que no se mueran de hambre, desnutrición y calamidad”.

¿De qué viven ustedes, como mantienen a sus primeros tres hijos?, se le pregunto a Karina, y respondió: “ Bueno, primero Luis, echaba días en conucos de La Baitoíta, pero allá no hay regadío, y todo se pierde, entonces decidimos irnos para la capital, dejárselos a mi mamá, él trabajaba en un camión, yo cocinando y trapeando en casas de familias, pero cuando ya tenia 8 meses, que primero me dijeron que eran mellizas, retornamos, y qué sorpresa, si no eran muchas, imagínese tres para sumar 6 niños y niñas, de gentes sin nada de qué agarrarnos”.

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