Porque el Señor quiso que los hijos respetaran a su padre, estableció la autoridad de la madre sobre sus hijos.
El que respeta a su padre obtiene el perdón de sus pecados;
el que honra a su madre se prepara un tesoro.
Sus propios hijos serán la alegría del que respeta a su padre; el día en que le implore, el Señor lo atenderá.
El que respeta a su padre tendrá larga vida; el que obedece al Señor será el consuelo de su madre.
Hijo mío, cuida de tu padre cuando llegue a viejo; mientras viva, no le causes tristeza.
Si se debilita su espíritu, aguántalo; no lo desprecies porque tú te sientes en la plenitud de tus fuerzas.
El bien que hayas hecho a tu padre no será olvidado; se te tomará en cuenta como una reparación de tus pecados.
domingo, 28 de diciembre de 2008
Lectura para hoy.
3:04 p. m.
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