Julio Vasquez.

Radio Renacer

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lunes, 26 de enero de 2015

El Patriarca de Moscú busca la prohibición total del aborto en su discurso a la Duma

El Patriarca Kirill (Cirilo) se dirigió a la Cámara de Diputados (Duma). La cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa pidió a los diputados comenzar una campaña en contra del aborto en dos fases: cancelar cualquier cobertura estatal para llegar al objetivo de la prohibición en toda la nación.
«Si logramos reducir el número de abortos en un 50% tendríamos un crecimiento estable y potente de la población»
Me llama la atención, quizá por falta de costumbre
  • lo valiente, directo y sin complejos del discurso, como elementos positivos
  • lo consecuencialista y pragmático, como elementos negativos
No digo que no, pero para mí el tema del evidente desplome demográfico no es el principal argumento para la defensa de la vida del no nacido. Tampoco el secundario. Eso sí, no se le puede negar que el Patriarca no se deja amilanar por lo «políticamente correcto»:
«El argumento de que la prohibición podría provocar un aumento en el número de abortos clandestinos es una tontería»
Así, ‘tontería’, sin anestesia. Y postuló que como los abortos cuestan dinero, que al menos los contribuyentes no tengan que pagarlos.
Quizá porque el ámbito en el que se estaba desenvolviendo era estrictamente político, siguió ahondando en el desastre demográfico al que se está enfrentado Rusia, y desgraciadamente parece que es el único país que quiere abordarlo seriamente. En cierto modo su discurso era una réplica a los parlamentarios que habían argüido que prohibir el aborto tendría efectos contraproducentes y evitaron que prosperasen, en octubre de 2013, medidas mucho más avanzadas en la defensa de la vida.
En este sentido propuso que, aparte de prohibiciones y restricciones, el Estado deberíaechar una mano a los jóvenes con el tema de la vivienda e introducir normas éticasen el ámbito médico, ofreciendo ‘estímulos adicionales’ al personal sanitario que se preocupa por la vida de los ‘niños concebidos’. Continuó la línea ética defendiendo, otra vez, su oposición a la maternidad subrogada.
A pesar de todos los peros que se quiera, es evidente que hay sociedades que han visto el abismo al que nos asomamos y que quieren ponerle solución. Y curiosamente esas sociedades son las que resurgen de decenios de opresión socialista.