Cuando Pedro estaba para entrar, Cornelio le salió al encuentro, se arrodilló y se inclinó ante él.
Pedro lo levantó diciendo: "Levántate, que también yo soy un ser humano."
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: "Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas.
En toda nación mira con benevolencia al que teme a Dios y practica la justicia.
Todavía estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu Santo bajó sobre todos los que escuchaban la Palabra.
Y los creyentes de origen judío, que habían venido con Pedro, quedaron atónitos: "¡Cómo! ¡Dios regala y derrama el Espíritu Santo también sobre los que no son judíos!"
Y así era, pues les oían hablar en lenguas y alabar a Dios.
Entonces Pedro dijo: "¿Podemos acaso negarles el agua y no bautizar a quienes han recibido el Espíritu Santo como nosotros?"
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Luego le pidieron que se quedara algunos días con ellos.
domingo, 17 de mayo de 2009
Lectura para hoy.
11:13 a. m.
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