Entonces los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la Iglesia, decidieron elegir algunos hombres de entre ellos para enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Fueron elegidos Judas, llamado Barsabás, y Silas, ambos dirigentes entre los hermanos.
Debían entregar la siguiente carta: "Los apóstoles y los hermanos con título de ancianos saludan a los hermanos no judíos de Antioquía, Siria y Cilicia.
Nos hemos enterado de que algunos de entre nosotros los han inquietado y perturbado con sus palabras. No tenían mandato alguno nuestro.
Pero ahora, reunidos en asamblea, hemos decidido elegir algunos hombres y enviarlos a ustedes junto con los queridos hermanos Bernabé y Pablo,
que han consagrado su vida al servicio de nuestro Señor Jesucristo.
Les enviamos, pues, a Judas y a Silas, que les expondrán de viva voz todo el asunto.
Fue el parecer del Espíritu Santo y el nuestro no imponerles ninguna otra carga fuera de las indispensables:
que no coman carne sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales sin desangrar y que se abstengan de relaciones sexuales prohibidas. Observen estas normas dejándose guiar por el Espíritu Santo. Adiós."
Después de despedirse fueron a Antioquía, reunieron a la asamblea y entregaron la carta.
Cuando la leyeron, todos se alegraron con aquel mensaje de aliento.
viernes, 15 de mayo de 2009
La lectura para hoy.
12:51 p. m.
No comments
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.