Julio Vasquez.

Radio Renacer

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lunes, 6 de septiembre de 2010

La edad disminuye el poder del hombre, que pena no ocurre lo mismo con la mujer.

ardeymas.com


A diferencia de las mujeres, donde el reloj biológico dice basta, en los hombres empieza a funcionar en menor medida. Diversos estudios confirman que con la edad disminuye la capacidad masculina para ser padres.

Es un hecho conocido que la capacidad reproductiva en las mujeres decae con el paso de los años y que finalmente llega a su fin con la menopausia (entre los 40 y 50 años).

La difusión de casos como el ex senador de los Estados Unidos James Strom Thurmond, que tuvo cuatro hijos entre los 69 y 74 años, sería un ejemplo de que no sucede lo mismo en el hombre, que conserva en general su fertilidad hasta una edad avanzada.

Sin embargo, diversos estudios sostienen que mientras en ellas el reloj biológico dice “basta”, en ellos se comporta “como si tuviera poca batería”, lo que se traduce en alteraciones de la fertilidad.

Estos nuevos descubrimientos ayudan a dilucidar algunos ítems difíciles de entender, como lo que sucede con hombres que son claramente fértiles cuando son jóvenes pero más tarde desarrollan una severa oligospermia (conteo bajo de esperma) y no pueden lograr el embarazo con una joven esposa.

Ya en 1984 un estudio midió la producción espermática comparando dos grupos, uno integrado por hombres de entre 21 y 50 años y otro cuyas edades iban desde los 51 hasta los 80 años. Como era de esperar, la producción espermática diaria de los hombres del grupo de mayor edad era un 30 por ciento menor que la de los más jóvenes, lo que si bien no era suficiente para volverlos estériles, los colocaba en desventaja.

Sin embargo, en aquellos hombres que en su juventud están en el borde más bajo de la fecundidad una reducción significativa en la producción de esperma podría dar lugar a infertilidad o esterilidad severa en una edad más avanzada.

Sin lugar a dudas, estas alteraciones que aparecen con la edad quedan más de manifiesto desde la aparición del sildenafil (conocido comercialmente como Viagra), que prolongó la vida sexual de los hombres y la posibilidad de tener parejas más jóvenes y más hijos: a algunos de estos hombres que en el pasado tenían 2 o 3 hijos, ahora se les dificulta.

La andropausia o envejecimiento hormonal masculino, marcado fundamentalmente por el descenso de la testosterona, fue señalado como una de las posibles causas. Pero el reemplazo de esta hormona no se tradujo en una mejora de la calidad espermática.

En síntesis, así como en las mujeres la presencia del ciclo menstrual no es sinónimo de fertilidad, en los hombres una vida sexual activa y plena tampoco. El paso de los años en el hombre puede colocar en situación de infertilidad incluso a aquellos que en la juventud tuvieron hijos.

Quienes se encuentran en el grupo creciente de hombres mayores que vuelven a formar pareja con mujeres jóvenes tienen en la reproducción asistida una herramienta para concretar el deseo de tener hijos.

Desde la aparición del ICSI (inyección intracitoplasmática de un espermatozoide en un óvulo), una gran mayoría de los problemas masculinos para concebir se convirtieron en revertibles.

Esta técnica abrió una importante posibilidad terapéutica, especialmente para la esterilidad de origen masculino.

La ventaja de la ICSI es que solamente se necesita un espermatozoide apto para lograr una fecundación. Se usa cuando el hombre produce poca cantidad de espermatozoides o cuando los mismos tienen dificultad para penetrar al óvulo.

Además, es una alternativa para aquellas parejas que no lograron un embarazo con la fertilización in vitro y en casos de esterilidad sin causa aparente.