Los presidentes de la Comisión Europea, del Consejo Europeo y de la Eurocámara, junto a una veintena de líderes religiosos de diversas confesiones, exigieron hoy a las autoridades de Sudán que liberen a la joven Mariam Ibrahim, condenada a muerte por convertirse al cristianismo. «Hemos firmado una declaración conjunta en la que pedimos a las autoridades sudanesas modificar ese veredicto inhumano y liberar a Mariam», anunció el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, tras reunirse con altos representantes religiosos en Bruselas.
Barroso, el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, y el vicepresidente del Parlamento Europeo (PE) László Surján se reunieron hoy en Bruselas con diecinueve altos cargos de las confesiones religiosas cristiana, judía, musulmana, hindú y mormona procedentes de toda Europa.
Todos firmaron esta para pedir a las autoridades sudanesas que liberen a la joven, condenada a muerte en Sudán por supuestamente convertirse al cristianismo y por adulterio, además de que declararon nulo su matrimonio con un cristiano, algo que la «sharía» o ley islámica prohíbe a las mujeres musulmanas.
«La libertad de religión es el derecho a tener una fe y a abandonarla», dijo Barroso, quien insistió en que Sudán debe respetar este derecho.
Durante la reunión, que se celebra por décimo año consecutivo, los representantes de la UE y los líderes religiosos debatieron sobre el futuro de los Veintiocho tras las elecciones europeas de finales de mayo que han revelado el desencanto de los ciudadanos y abordaron el problema del extremismo religioso.
Los participantes condenaron el ataque en el Museo Judío de Bruselas del pasado 24 de mayo, donde supuestamente un islamista radical mató a tres personas y dejó gravemente herida a otra, y guardaron un minuto de silencio por las víctimas.
«Hay que luchar contra todo tipo de discriminación, en particular la que afecta a la comunidad judía. Los sucesos de Bruselas han mostrado que la situación es grave», dijo Barroso, quien subrayó la voluntad común de los líderes de luchar contra todo tipo de extremismo y fanatismo.
En este sentido, el Gran Rabino de Bruselas, Albert Guigui, apuntó la necesidad de distinguir entre religiosos y fanáticos para evitar que se genere odio hacia ciertas confesiones o entre ellas.
«No conozco ninguna religión que pugne por la destrucción del ser humano. Por el contrario, los fanáticos que utilizan la religión como vía para alcanzar sus propios intereses se aprovechan de ella para matar», dijo.
Aunque evitaron ligar directamente el auge electoral de los movimientos populistas con el aumento de la xenofobia o la violencia racista, los líderes comunitarios y religiosos subrayaron la necesidad de abordar problemas como el paro, la precariedad o la desigualdad para evitar que estos fenómenos proliferen.
«Nos hace falta una Europa próspera, eficaz y protectora para evitar una Europa dominada por el miedo y el odio hacia el otro», dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
El político reconoció que los creen que la UE no les protege lo suficiente frente a problemas como la especulación financiera o la inmigración ilegal.
En este sentido, los líderes europeos defendieron que las iglesias y comunidades religiosas pueden también desempeñar un papel importante a la hora de proporcionar alivio a la sociedad.
«Un error a evitar es que las comunidades religiosas se retiren a las catacumbas por los ataques hacia ellas, porque no puedan hacer su misión, cuando deben estar en la vanguardia y defender la moralidad. Sin moral ningún otro valor europeo es suficiente», dijo el vicepresidente del PE László Surján
Todos firmaron esta para pedir a las autoridades sudanesas que liberen a la joven, condenada a muerte en Sudán por supuestamente convertirse al cristianismo y por adulterio, además de que declararon nulo su matrimonio con un cristiano, algo que la «sharía» o ley islámica prohíbe a las mujeres musulmanas.
«La libertad de religión es el derecho a tener una fe y a abandonarla», dijo Barroso, quien insistió en que Sudán debe respetar este derecho.
Durante la reunión, que se celebra por décimo año consecutivo, los representantes de la UE y los líderes religiosos debatieron sobre el futuro de los Veintiocho tras las elecciones europeas de finales de mayo que han revelado el desencanto de los ciudadanos y abordaron el problema del extremismo religioso.
Los participantes condenaron el ataque en el Museo Judío de Bruselas del pasado 24 de mayo, donde supuestamente un islamista radical mató a tres personas y dejó gravemente herida a otra, y guardaron un minuto de silencio por las víctimas.
«Hay que luchar contra todo tipo de discriminación, en particular la que afecta a la comunidad judía. Los sucesos de Bruselas han mostrado que la situación es grave», dijo Barroso, quien subrayó la voluntad común de los líderes de luchar contra todo tipo de extremismo y fanatismo.
En este sentido, el Gran Rabino de Bruselas, Albert Guigui, apuntó la necesidad de distinguir entre religiosos y fanáticos para evitar que se genere odio hacia ciertas confesiones o entre ellas.
«No conozco ninguna religión que pugne por la destrucción del ser humano. Por el contrario, los fanáticos que utilizan la religión como vía para alcanzar sus propios intereses se aprovechan de ella para matar», dijo.
Aunque evitaron ligar directamente el auge electoral de los movimientos populistas con el aumento de la xenofobia o la violencia racista, los líderes comunitarios y religiosos subrayaron la necesidad de abordar problemas como el paro, la precariedad o la desigualdad para evitar que estos fenómenos proliferen.
«Nos hace falta una Europa próspera, eficaz y protectora para evitar una Europa dominada por el miedo y el odio hacia el otro», dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
El político reconoció que los creen que la UE no les protege lo suficiente frente a problemas como la especulación financiera o la inmigración ilegal.
En este sentido, los líderes europeos defendieron que las iglesias y comunidades religiosas pueden también desempeñar un papel importante a la hora de proporcionar alivio a la sociedad.
«Un error a evitar es que las comunidades religiosas se retiren a las catacumbas por los ataques hacia ellas, porque no puedan hacer su misión, cuando deben estar en la vanguardia y defender la moralidad. Sin moral ningún otro valor europeo es suficiente», dijo el vicepresidente del PE László Surján