Te destituiré de tu puesto y te quitaré tu cargo; Aquel día llamaré a mi servidor,
a Eliaquim, hijo de Helcías. Le pasaré tu traje,
le colocaré tu cinturón, y le confiaré tu cargo, y será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la familia de Judá.
Pondré en sus manos la llave de la Casa de David; cuando él abra, nadie podrá cerrar, y cuando cierre, nadie podrá abrir.
Lo meteré como un clavo en un muro resistente y su puesto le dará fama a la familia de su padre."
Salmo
Sal 138, 1-2; 2-3; 6; 8
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, pues oíste las palabras de mi boca. Canto para ti en presencia de los ángeles, y me postro ante tu Templo santo. Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu verdad, pues tu palabra ha superado tu renombre.
y me postro ante tu Templo santo. Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu verdad, pues tu palabra ha superado tu renombre. El día en que clamé, me respondiste y aumentaste la fuerza en mi alma.
Desde arriba el Señor ve a los humildes y de lejos distingue al orgulloso.
El Señor lo hará todo por mí, Señor, tu amor perdura para siempre, no abandones la obra de tus manos.
Segunda Lectura
Rom 11, 33-36
¡Qué profunda es la riqueza, la sabiduría y la ciencia de Dios! ¿Cómo indagar sus decisiones o reconocer sus caminos?
¿Quién entró jamás en los pensamientos del Señor? ¿A quién llamó para que fuera su consejero?
¿Quién le dio primero, para que Dios tenga que devolvérselo?
Todo viene de él, por él acontece y volverá a él. A él sea la gloria por siempre. ¡Amén!
Evangelio
Mt 16, 13-20
LA FE DE PEDRO Y LAS PROMESAS DE JESÚS
Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: "Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo? ¿Quién es el Hijo del Hombre?"
Respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas."
Jesús les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Pedro contestó: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo."
Jesús le replicó: "Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.
Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo."
Entonces Jesús les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
domingo, 21 de agosto de 2011
La biblia en su casa.
8:24 p. m.