Lic. Jordi Veras.
La semana pasada, nos enteramos de un hecho que venía a sumarse a la situación delincuencial que estamos viviendo como sociedad. La esposa, de quien con sus manos de cirujano, su capacidad de galeno, su corazón de ser humano y su decisión; fue a quien Dios utilizó, junto al Dr. Castillo, como instrumentos para salvarme la vida, ese 2 de junio del 2010; nos referimos al Doctor Rafael Estévez Reyes. Hasta cuando estuve fuera del país en diversas ocasiones para seguir tratando mis heridas y sus secuelas, no fue tan sólo un médico, sino muchos, que nos preguntaban, constantemente. ¿Quién había conllevado la operación del cuello que atravesó toda esa zona y que se alojó en la yugular?. Porque había sido casi perfecta, y había evitado una hemorragia, que hubiese sido mortal.
Por todo lo indicado, cuando nos enteramos de lo que le había ocurrido a su esposa, la señora Rosario Milagros, había sido objeto de un atraco en la noche, mientras salía de casa de amigos en el sector Villa Olga, de esta ciudad de Santiago. Y no conformándose con llevarse sus pertenencias, los delincuentes se concentraron también en golpearla y darle patadas, de tal forma que le desbarataron la nariz. Tan pronto estuvimos al tanto, procedimos a llamar al querido Dr. Estévez para preguntarle qué había ocurrido y poner nuestra mano solidaria a su alcance. Todavía sobrecogido con lo ocurrido y lleno de impotencia, nos preguntaba, Jordi, ¿qué está ocurriendo en nuestra sociedad? Nos decía: ‘nadie está exento de ser objeto de la delincuencia y el desorden que nos arropa’.
Quien esa forma hablaba, es un ciudadano como usted y como yo, que lleno de rabia y de dolor por el ataque que había recibido su compañera, no tenía forma de entender los niveles del crimen organizado y los delincuentes comunes en nuestro país. Nadie está exento de que pueda ocurrirle y que debemos entender que necesitamos provocar los cambios de forma urgente, para evitar que asumamos el camino que hoy poseen otros países, que primero fueron advertidos y se escuchaban las 'alarmas' pero nada o muy poco se hizo. Nosotros estamos en el vórtice de la tempestad y necesitamos actuar y hacer mucho más de lo que se está haciendo.
Traemos a colación lo que dos diarios, uno matutino y el otro semanario, el Caribe y el Camino, respectivamente, que asumieron en sus editoriales, respecto a la violencia y la delincuencia, de la forma siguiente: “¿Qué sociedad violenta es la que estamos compartiendo?. Es verdad que esas personas no son la expresión total o final de la sociedad pero son productos, son resultados de esa industria social donde impera la pérdida de valores”. Se refería el diario el Caribe, a una serie de hechos violentos que habían sido cometidos durante la semana pasada y en los últimos días de diversas índoles.
El otro editorial, del Semanario Camino, expresa: “Si en un país los delincuentes y criminales no son capaces de detenerse frente a la inocencia de una niña, cometiendo todo tipo de torturas y vejámenes contra ella, esa sociedad va camino hacia el abismo”:
Como puede notarse, solamente son la expresión de hechos y situaciones que son parte de nuestra realidad. No podemos seguir viviendo en una sociedad, que exista mayor garantía y privilegios para los que están detenidos que para los que estamos luchando por hacer cosas mejores en este país. No es posible que continuemos pensando que las normativas que nos regulan, ante la ausencia de estructuras fuertes o con debilidades, esté permitiendo mayores facilidades para el que delinque, que para los hombres y mujeres que vivimos respetando las reglas de juego.
Le decimos al querido Dr. Estévez Reyes que lo peor que podemos hacer, es cruzarnos de brazos, grandes y pequeños; gobernantes y gobernados. Que no podemos perder la esperanza y lo más que podemos conllevar es enfrentar a esta delincuencia y desorden, creando u ofreciéndole el apoyo que necesitan las estructuras que enfrentan los flagelos y crear las condiciones para fomentar otros valores que aquellos que nos están rigiendo hoy día.
martes, 23 de agosto de 2011
Al querido doctor Estévez
7:48 a. m.
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