En los últimos tiempos en diversos lugares de la República Dominicana se vienen llevando a cabo numerosos linchamientos a supuestos delincuentes comunes, pero estos ya se han convertido en una práctica que puede alterar la situación a nivel nacional, ya que más que casos de seguridad y justicia personal, se trata de un asunto moral.
En todos estos casos las autoridades dominicanas deben prestar gran atención, pues en ningún país del mundo nadie puede tomar justicia por su propia mano, pero los linchamientos ya forman parte del diario vivir entre los ciudadanos de este país, sin que se tomen medidas preventivas.
Es cierto que la población ya está cansada de ver como la delincuencia cunde a todos los sectores del país haciendo de las suyas, más sin embargo y a pesar de que existe un cuerpo del orden público, la criminalidad se acrecienta cada día a pasos galopantes, debido a la inactividad de la justicia que hace de este flagelo una Ley de sálvese quien pueda.
Aunque la sociedad nacional ya no cree en la justicia y mucho menos en los agentes del orden público, pues ya se hace rutina y en muchos de los casos son los propios agentes policiales quienes también fungen como delincuentes para practicar: robos, violaciones, crímenes y otros delitos fuera de leyes.
Es indignante ver como delincuentes comunes llevan el desasosiego a la sociedad nacional y a pesar de las duras acciones policiales, estos actúan de manera, como si fuera lo normal, y ya hasta perdieron el miedo No es menos cierto que la policía no puede estar en todo los lugares para proteger al ciudadano, es de ahí cómo se han venido formando las turbas vecinales que toman justicia por sus propias cuentas, donde por un robo común, un ser humano puede perder su vida, ya sea como asaltante o como asaltado.
Pero hay que tener cuidado, porque dentro de los linchamientos se pueden esconder acciones personales mal intencionadas de cualquier ciudadano, quien por algo que no sea de su agrado puede hacer aparentar que un simple transeúnte sea calificado como un ladrón (por ejemplo) y al este gritar como tal, sea linchado por una turba vecinal, el que además de perder su vida, morirá injustamente, y de ciudadano común pasará a difunto desacreditado.
Las autoridades del país deben prestar mayor atención a estos hechos, ya que en los últimos tiempos se han convertido en una práctica, y están en la obligación de educar a los ciudadanos, en el sentido que los linchamientos son crímenes y que deben ser castigados por las leyes existentes en el código penal dominicano.
Ningún ser humano tiene derecho a sesgarle la vida a otra persona, por más razones que tenga, ya que todo aquel que comete un delito debe ser sometido por ante los tribunales del país para que pague por sus hechos.
Los cierto es que en la República Dominicana ya nadie cree en la justicia porque ya esta no existe o está vendida, las pruebas más contundentes son los últimos casos dado a conocer a la luz pública en el pasado reciente, donde los jueces se compran con dinero mal habido o reciben órdenes de sus superiores para que liberen a predilectos delincuentes.
Por último, tanto en uno como en los demás casos; señor presidente: la última palabra es suya.