A sus 83 años –nació en Madrid (España) el 14 de junio de 1932–, su voz se escucha un poco cansada, pero su simpatía, la claridad de sus mensajes y su humor están intactos. Así es monseñor Javier Echevarría Rodríguez, quien cumplió 60 años de sacerdocio el pasado 7 de agosto y quien es el actual obispo prelado del Opus Dei, segundo sucesor de San José María Escrivá de Balaguer –su fundador–.
(El Tiempo) Echevarría llegó a Colombia el pasado lunes y estuvo en el país hasta ayer domingo. Pasó antes por República Dominicana, y Trinidad y Tobago, países que –dijo– no visitaba hace tiempo.
La última vez que visitó Colombia fue en el 2001, cuando acompañó a monseñor Álvaro Portillo, en mayo de 1983, mientras este era el prelado de la misma institución.
El martes por la mañana se reunió en Bogotá con cerca de 100 sacerdotes de distintas regiones del país y en la tarde encabezó una multitudinaria tertulia en la Universidad de La Sabana, a la que asistieron cerca de 6.000 personas.
Echevarría comenzó ofreciendo excusas por una tos que seguro interrumpiría sus mensajes y pidió rezar por toda la Humanidad. «Colombia tiene un corazón grande que no debe quedarse en sus límites, sino que debe extender sus oraciones a toda la Humanidad», dijo el religioso. Pidió por el papa Francisco, por los enfermos, por los niños, por las familias, y llamó a dialogar en confianza con Dios y con lealtad hacia él.
En el encuentro con los asistentes recibió varias preguntas sobre situaciones cotidianas. La primera llegó de un médico, profesor investigador, quien dijo ser cuestionado por su libertad en el manejo de cátedras e investigaciones, por el hecho de trabajar en una universidad cristiana.
Monseñor Echevarría aclaró que en su propósito educativo, el Opus Dei no impone la vida cristiana. Insistió en la libertad y la búsqueda de la verdad encaminadas al servicio y el bien.
Otro médico, que se identificó como profesor, esposo y padre, musulmán practicante, acudió ante el prelado para consultarle cómo fortalecer el diálogo interreligioso y superar la intolerancia de la sociedad. «En 1950, y no creas que soy viejo, san José María Escrivá habló con la Santa Sede sobre la posibilidad de nombrar cooperadores de otros cultos», recordó monseñor Echevarría.
Lo primero que le dijeron –añadió– fue que siempre salía con disparates. «Luego contó que le habían dilatado la respuesta y nos explicó que cuando decían ‘dilatar’ era porque sabían que tenía razón pero no iban a aceptarlo», señaló. Para concluir la anécdota, monseñor insistió en que se debe respetar la fe de los otros, «porque somos hermanos y acá siempre encontrarán comprensión».
El obispo llamó a mantener la unidad familiar y reclamó la necesidad de que los padres compartan con los hijos. Así respondió el tercer interrogante, también de una docente de la universidad, que pidió una guía sobre cómo hablar con los hijos temas que en casa suelen no tocarse. «Si quieren a sus hijos, tienen que arrancar tiempo de sus ocupaciones. Por ejemplo, es mucho más importante sentarse alrededor de la mesa a hablar de cómo les fue en el día, que ver la serie de televisión», señaló.
Se refirió también al matrimonio, tema en el que pidió orientación de los padres. «En la vida, si no hay matrimonio, sino uniones de hecho, estas terminan por romperse», afirmó.
Y agregó: «No hay vínculo como el compromiso. Lo lógico es que queramos hasta el final de la vida. Ese compromiso nos obliga a cuidar y amar a la pareja. Al mismo tiempo, que nos demos cuenta de que los hijos han sido fruto de ese amor y no de una cuestión fisiológica».
La tertulia concluyó con un padre nuestro por el papa Francisco, las autoridades del país y de la universidad. Luego vino un Ave María y un Gloria, y una bendición por Colombia.
El miércoles y el jueves, monseñor estuvo en Medellín encabezando una tertulia en el Centro de Exposiciones y el domingo tendrá otra tertulia en la Universidad de La Sabana, a las 11 a. m.
Mensaje a jóvenes y estudiantes
Monseñor Javier Echevarría Rodríguez también les dedicó algunas de sus reflexiones a los estudiantes, a quienes les pidió sacar tiempo también para compartir con la familia. «San José María Escrivá aconsejaba a los estudiantes tener una imagen del Señor en el libro o la mesa y una foto de la familia», dijo el prelado al responder a la pregunta de un joven del Chocó que adelanta estudios de Medicina becado. El universitario preguntó cómo equilibrar los momentos de carga académica con el tiempo para compartir con la familia.
Monseñor Echevarría manifestó también su preocupación por la dificultad que tienen los muchachos de encontrar una nueva chica, y viceversa. «Para eso están los padres», dijo. A la vez, hizo un llamado a las mujeres para defender su honorabilidad ante propuestas inapropiadas de sus parejas. «Si tu novio te propone algo en contra de tu moral, no está de más una bofetada. Si te quiere, no lo hace», señaló.