El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana cardenal Angelo Bagnasco, aseguró ayer que «ciertas palabras del Papa, que no están en línea con el pensamiento único, son seleccionadas y oscurecidas por quien tiene otras palabras para hacer valer y difundir en la opinión pública». El purpurado también valoró los recientes pasos de la Unión Europea en materia de inmigración, que calificó de apreciables pero insuficientes.
(ANSA/InfoCatólica) «Todos», dijo el cardenal, «miramos con gratitud al alto Magisterio del Papa, propuesto en un contexto social e histórico necesitado como nunca de ser iluminado y confirmado en el camino de la verdad y del bien» y sin embargo a veces «ciertas palabras» del Pontífice «son oscurecidas».
Inmigración y UE
En referencia al drama de la inmigración en las costas del mar Mediterráneo, el presidente de la Cei y arzobispo de Génova, sostuvo que Europa parece finalmente «haber dado un paso, que desde hace años se esperaba: ciertas normativas europeas parecen no tanto garantizar el bien común sino más bien los intereses de pocos». El «paso dado en realidad es débil» y se trata de una «señal apreciable pero avara», sostuvo al aludir a las medidas aprobadas por la comisión europea contra los traficantes de personas.
Entre otros temas, el purpurado habló de la cuestión del saneamiento «que quiere decir innovar. Sobre el desarrollo, sobre la continua y veloz innovación, es necesario que los políticos concentren todas sus energías y su tiempo; de ésto tendrán que rendir una cuenta severa a los ciudadanos que los eligieron».
El cardenal Bagnasco sugirió al respecto que «ninguno se confíe en el arte de arreglarse, que lleva fácilmente a caminos peligrosos que se agregan a otros gravísimos problemas para los solteros, las familias y el equilibrio social». En referencia a Italia, el presidente de la Cei dijo que «la preocupación fundamental sigue siendo el empleo, se necesitan medidas de amplio alcance que permitan relanzar las excelencias italianas»
En relación a la ley de divorcio relámpago, recientemente aprobada en Italia, el cardenal «sostuvo que suprimir un tiempo más distendido para la reflexión, especialmente en presencia de hijos, ¿es un bien?.¿Se favorece la felicidad de las personas o se incentiva el apuro?»