La capital de Filipinas, el país con mayor número de católicos de Asia, ha vestido hoy sus mejores galas para recibir al papa Francisco. Las campanas de las iglesias tañeron en todo el país y cientos de niños bailaron y ondearon pequeñas banderas vaticanas y filipinas cuando el pontífice salió del avión. Fue recibido por una multitud, con el presidente, Benigno Aquino III a la cabeza, en una base aérea de Manila.
(Agencias) El gobierno declaró feriados nacionales los días que dure su visita, que se extenderá hasta el lunes.
Las aceras de las calles de la ciudad por donde pasó el vehículo del Papa en su camino desde el aeropuerto hasta la nunciatura apostólica, donde se aloja el Santo Padre durante sus cinco días de estancia en el país, han recibido una nueva mano de pintura esta semana.
La llegada del Papa supone importantes desafíos de seguridad para las autoridades filipinas, ya que fue en Manila, en 1970, que Pablo VI sufrió un intento de asesinato.
Con el objetivo de asegurar que todo está en perfecto orden para la llegada y primera toma de contacto del Papa con los filipinos, las principales calles del centro de Manila permanecerán cortadas desde las 14 hasta las 19 hora local. Algunas de ellas, sin embargo, estarán cerradas durante los 5 días de visita dados los numerosos eventos en los que participará el santo padre.
Misa multitudinaria
El Papa tendrá un encuentro con jóvenes, familias y autoridades, y celebrará una misa al aire libre que se espera que supere el récord de cuatro millones de personas marcado en ese mismo lugar por San Juan Pablo II en 1995.