Es mentira que el mundo a cambiado para bien. Los ricos de hoy, tienen la misma actitud que los esclavistas de ayer. Para estos últimos, el negro, productor de las riquezas sobre las que se sentaba, era haragán, torpe y comida de puerco. El empresariado dominicano, el cual expresa sus inquietudes educativas a través de “EDUCA”, desesperado por el control del 4 por ciento que se dedica a educación, ha desatado una campaña de degradación, difamación y maledicencia contra el magisterio dominicano y el trabajo que este sector realiza.
Torpe estrategia, si recordamos similar actitud adoptada por un individuo de ese mismo sector para acceder a la mina que genera el cuento de resolver el problema eléctrico. Aquel sabihondo, mostró lo que era. Del erario, hoy hay que sacar tres veces más dinero para el subsidio y, ningún problema resolvió. El lobismo y la presión de “Educa” en el Ministerio de Educación, son fuertes. De toda las palabrerías, el fin encamina a un sólo lugar: buscar la adjudicación de la mayor cantidad de los recursos nombrados a los sectores que representan: ferretero; eléctrico; construcción universidades privadas, la cuales no serán mejores por la recepción o asignación de recursos para la formación de maestros. ¡El mal no está en la sábana...!
¿Quién dijo que al empresariado dominicano le preocupa el bajo nivel del escolar que luego tendrá en sus empresas? Si esto fuera así, su postura, más que de endilgamiento, división y parasitismo, fuera de colaboración, asunción de responsabilidades y creación de espacio, seguimiento y oportunidades en sus empresas estimulantes del estudio, el sacrificio de aquellos que se portaron como estudiantes. Siempre será fácil criticar y exigirle a otros lo que no somos capaces ni tampoco estamos dispuestos a dar.
El escenario en que se desarrolla el proceso enseñanza-aprendizaje, ha cambiado. La actitud de los padres hacia la escuela, es otra. Si ayer teníamos estudiantes y alumnos estos fueron sustituidos por simples escolares que, si bien asisten a los centros, lo hacen para evitar quedarse sólo en sus casas, buscar ambiente y, por su actitud gregaria. El tiempo que dedican a las redes sociales les impide tener sus cuerpos y sus mentes en el mismo lugar. También, los torniquetes que se enchufan en los oídos, con músicas a altos desibeles, los mantiene idiotizados.
El actual escenario en el cual se desenvuelve el proceso educativo es de frustración; manejo de actitudes malagradecidas y de mala fe; tensiones por las amenazas de bregar con individuos-problemas, padres y autoridades que, como no son ellos los encargados de exponerse día a día, son licenciosos. Por estos y otras cosas son comprensivos y responsables de principalía del desmoronamiento de la armonía y el respeto en las aulas dominicanas. No menos importante es señalar que la tensión a que está sometido el maestro disminuye su productividad y vida.
La actitud hacia el conocimiento y lo que esto implica, es de apatía. “Total, aquí el que estudia reduce sus posibilidades de inserción al mercado laboral”. Esta es una expresión que de diversas formas, la expresan y hasta te la enrostran por doquier. A las autoridades, a los padres, lo único que les interesa, en verdad, es que les cuiden las jóvenes generaciones y sus vástagos y les aprueben las materias. Ese accionar, y el adoptado por “Educa” compromete el futuro.
Los interferentes educativos son tantos que abruman. Todavía no hemos visto un estudio sobre el efecto de estos en el proceso que se lleva en la escuela. Mucho menos, la preparación del docente para encausar en favor de la facilitación de la enseñanza y la adquisición del educando conocimientos. Las redes sociales y otros interferentes son una realidad. Igual que en la casa, alejan a los que están cerca y acercan a los que están lejos. Aquellos voceros de “Educa”, si tanto les interesa la educación del maestro, contribuyan en ese tenor.
Si bien en el magisterio se requiere de más y mejor formación, “Educa” rehuye tocar, o desconoce, las causas de esta problemática. Sería interesante que cada cual vea su parte de culpa en esta deficiencia. Esta obcecación perversa por manejar los recursos debe ser frenada. Todavía no se ha hecho una verdadera evaluación que determine las debilidades del magisterio. Mucho menos, se conocer los intereses de estos por cursos para reforzar debilidades y ampliar sus conocimientos. De forma anárquica y bajo intereses económicos y políticos egoístas se arrean profesores a talleres, diplomados y otras “actividades formativas”, para favorecer a compañeritos, de cuestionables necesidades.
El sector educativo es el más sensible y, a través del cual, se pueden trazar las pautas de cualquier cambio trascendental. No se comprende, como voces abiertamente interesadas, totalmente desconocedoras y desinteresadas en que tal nación demos el salto, se les importantiza lo que dicen. Por suerte los maestros hace tiempo entendieron la jugarreta y, aunque a lo interno hacen comentarios, no responden a juicios de latas vacías cayendo por una barranca con piedras.
Por Gerson de la Rosa