El obispo auxiliar de la Diócesis de Santiago, monseñor Valentín Reynoso, deploró la ola de violencia que, con su secuela de muertes, asaltos a mano armada, violaciones y estafas, está llevando luto, llantos y dolor a hogares dominicanos.
Tras pronunciar la homilía en la misa que ofició en el Estadio Cibao en ocasión de la conmemoración del Jueves Corpus Christi, monseñor Reynoso (Padre Plinio) pidió la integración de todos los sectores de la sociedad para detener este flagelo.
El religioso puntualizó que la inseguridad, matizada por actos violentos, robos y atracos, se ha desbordado y abarca todas las esferas de la sociedad dominicana, por lo que dijo que hay que unificar esfuerzos para combatirla porque no es un mal exclusivo de un solo sector.
“Trabajamos y predicamos con el corazón partido, con el corazón traspasado por la lanza del dolor y el sufrimiento que a diario aqueja a muchos de nuestros hermanos y hermanas en nuestro pueblo, en nuestra ciudad, en nuestros barrios y en nuestros campos, gente que no cuenta ni siquiera con el mínimo necesario para vivir, para alimentarse, para curarse de las enfermedades, para educar a sus hijos”, dijo en una clara referencia a los actos vandálicos que ocurren en el país y de que son víctimas personas indefensas.
El prelado católico afirmó que siente un dolor profundo al constatar y al sentir el daño físico, psicológico y moral que causa hoy día la ola de violencia con su secuela de muertes, asaltos y violaciones.
Observó que esta ola de violencia abarca todas las esferas de la sociedad como una corriente que ya nadie puede manejar y lamentó el hecho de que ni siquiera los programas de prevención y de seguridad que han implementado las autoridades logran controlarla.
“Aquí necesitamos la colaboración de todos, las autoridades harán todos sus esfuerzos, pero necesitamos la colaboración de todas nuestras gentes, de todo nuestro pueblo, el problema es nuestro, tenemos que enfrentarlo entre todos y aportar lo que está a nuestro alcance.
Por otra parte, el obispo auxiliar de la Diócesis de Santiago anunció una jornada de 60 días de oración para celebrar los 60 años de la fundación de la Diócesis de Santiago.
Manifestó que son 60 días de oración para dar gracias a Dios por los beneficios recibidos y pedirle perdón por los pecados y errores cometidos.