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jueves, 2 de febrero de 2012
La injusticia contra Julio Aníbal Suárez
En una sociedad sostenida por un sistema social agotado, con instituciones infuncionales, teniendo como accionar normal el fenómeno de la corrupción; cada quien está llamado a actuar como le dicte su conciencia, de acuerdo con la educación doméstica, y las normas que se ha impuesto para vivir en un medio social dado y tener así el respeto de los demás.
El doctor Julio Aníbal Suárez, de un origen familiar sumamente humilde, proveniente de un hogar con muchas limitaciones económicas, se formó en la escuela y universidad públicas, ejerció la profesión, fundamentalmente en la materia laboral, defendiendo y asesorando sindicatos y, en forma colateral, en los asuntos penales asistiendo en sus defensas a las víctimas de la intolerancia política de los doce años del régimen del doctor Joaquín Balaguer.
La preocupación de Julio Aníbal, por el estudio de las distintas ramas del derecho le llevó a prepararse para la docencia a nivel universitario, cursos, charlas y conferencias en universidades y centros educativos nacionales y extranjeros, a la vez que escribía artículos y compendios de contenido jurídico, hasta llegar a publicar libros de jurisprudencia y muchos de doctrina, incluyendo varios inéditos; sin contar que fue uno de los que participó activamente en la redacción y puesta en ejecución del actual Código de Trabajo.
La extracción social del doctor Julio Aníbal Suárez, tiene relación directa con su probada sensibilidad, su rectitud, vocación de servicio y apego a todo lo que significa justicia, igualdad, equidad y preocupación por todo aquello que conviene y se relacione con las mejores causas del pueblo dominicano.
Las virtudes cívicas y profesionales del doctor Julio Aníbal Suárez, deben servir de orgullo a nuestro pueblo, porque se trata de un ser humano que se ha levantado con su esfuerzo; que puede servir de ejemplo vivo a la juventud dominicana del presente y del futuro. Julio Aníbal, es un dominicano que, surgido de las mismas entrañas de nuestro pueblo, es un testigo de piedra, un espejo en el cual se pueden ver y reflejar los dominicanos y dominicanas humildes que aspiran a ocupar, por su talento, trabajo y conducta ejemplares, un lugar prominente en la vida pública del país.
Todo dominicano que aquí ha vivido dignamente se debe sentir vivamente lesionado por la forma vaga, simple, aérea, de cómo fue justificada la exclusión como juez de la actual Suprema Corte de Justicia del doctor Julio Aníbal Suárez.
Los servicios que el doctor Julio Aníbal Suárez le ha prestado al país, como simple ciudadano, jurista, profesor universitario, y como juez, le hace merecedor de una explicación convincente, por parte del Consejo Nacional de la Magistratura, del por qué fue excluido de la actual Suprema Corte de Justicia.
Me repugna la injusticia sin importar contra quién se ejecute, y me lleno de indignación cuando se lleva a cabo contra un ser humano que ocupa un lugar especial en mi corazón. Lo que se ha hecho contra el doctor Julio Aníbal Suárez, ha sido contra lo mejor del país, contra el correcto proceder de un dominicano bueno, sano, sensible, talentoso, virtuoso y digno del respeto de sus conciudadanos.
Quiero dejar constancia de que con Julio Aníbal, he cultivado una relación no de amistad, sino familiar, y lo que se ha hecho contra él lo asumo como si hubiera sido contra mí, y semejante proceder adopto cuando se lesiona a uno cualquiera de mis seres queridos, sin importar que nos unan vínculos sanguíneos o lazos de amistad con ribetes familiares.