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miércoles, 18 de agosto de 2010

La Lectura del Dia.

Mt 20, 1-16
LOS TRABAJADORES DE LA VIÑA

Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña.
Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de plata al día, y los envió a su viña.
Salió de nuevo hacia las nueve de la mañana, y al ver en la plaza a otros que estaban desocupados,
les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo." Y fueron a trabajar.
Salió otra vez al mediodía, y luego a las tres de la tarde, e hizo lo mismo.
Ya era la última hora del día, la undécima, cuando salió otra vez y vio a otros que estaban allí parados. Les preguntó: "¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada?"
Contestaron ellos: "Porque nadie nos ha contratado." Y les dijo: "Vayan también ustedes a trabajar en mi viña."
Al anochecer, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: "Llama a los trabajadores y págales su jornal, empezando por los últimos y terminando por los primeros."
Vinieron los que habían ido a trabajar a última hora, y cada uno recibió un denario (una moneda de plata).
Cuando llegó el turno a los primeros, pensaron que iban a recibir más, pero también recibieron cada uno un denario.
Por eso, mientras se les pagaba, protestaban contra el propietario.
Decían: "Estos últimos apenas trabajaron una hora, y los consideras igual que a nosotros, que hemos aguantado el día entero y soportado lo más pesado del calor."
El dueño contestó a uno de ellos: "Amigo, yo no he sido injusto contigo. ¿No acordamos en un denario al día?
Toma lo que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a llevar mis cosas de la manera que quiero? ¿O será porque soy generoso y tú envidioso?"
Así sucederá: los últimos serán primeros, y los primeros serán últimos."