El Arzobispo de París (Francia), Cardenal André Vingt-Trois, presidió la Misa en la Catedral de Notre- Dame por las víctimas de los atentados que el Estado Islámico perpetró el viernes pasado en París, en la que meditó sobre el sentido de la muerte para el cristiano.
El Purpurado indicó que estos graves hechos confrontan a todos con una “realidad ineludible, cercana o lejana, pero clara: nuestra existencia está marcada por la muerte. Podemos intentar olvidarla, moverla, hacerla dulce y ligera, pero ella está ahí. Ninguna fe permite escaparse de ella”.
Tras recordar que solo Dios conoce el día y la hora del fin de los tiempos, el Arzobispo recordó que no “conocemos ni el día ni la hora de nuestro propio fin y esa ignorancia atormenta a muchas personas. Pero todos nosotros vemos, y los acontecimientos de esta semana nos lo recuerdan cruelmente, que la obra de la muerte no cesa jamás y hiere sin distinción”.
Luego de afirmar que “los eventos dramáticos o aterradores de la historia humana pueden ser interpretados y entendidos como señales dirigidas a todos”, el Cardenal dijo que los fieles deben tener la capacidad de “interpretar la historia” y descubrir que “tiene un sentido”.
“Así que no podemos ver las desgracias de la vida, ni los sufrimientos que padecemos, como si no tuvieran ningún sentido. A través de ellos, nosotros podemos descubrir que Dios llama a nuestra puerta y que todavía nos llama a la vida, nos abre los caminos de la vida”, manifestó.
“La confianza en Dios es la luz en el camino de la vida, pero no solo para cada uno de nosotros en nuestra existencia personal. Ella también es una luz para comprender la historia humana y para comprender su desarrollo enigmático”, aseguró.
En ese sentido alentó a los fieles a que lleven la esperanza y que den testimonio de ella para consolar a los que sufren.
El Arzobispo reflexionó también sobre “cómo la fe cristiana nos puede ayudar en estos momentos que nos han golpeado a todos”. La fuerza ante las pruebas, explicó, “viene de nuestra fe en Dios y de nuestra capacidad de confiar en Él”.
“Puede decirse que los actos salvajes de la noche del viernes han sumido en angustia a familias enteras. Esta angustia es aún más profunda porque no puede tener y no tiene explicaciones racionales que justifican la ejecución indiscriminada de decenas de personas”, expresó.
Por ello, cuestionó: “¿a quién nos dirigimos en esta prueba?”. Señaló que hay dos opciones: “los calmantes, que tienen poca duración y eficacia”, o “confiar en nuestro Dios, que es el Dios de la vida”.