Es indiscutible que la construcción de nuevas vías para el tránsito terrestre ayuda al desarrollo de los pueblos. El carecer de ellas genera subdesarrollo.
Actualmente está en su fase final la construcción de la prolongación de la avenida Hatuey que la alimentará con la Circunvalación Norte. No ignoramos que cuando se hace una nueva vía terrestre, genere como consecuencias no deseadas, trastorno vehicular, contaminación del medio ambiente, desvío del tránsito y de los peatones, pero es el precio que se paga si queremos desarrollo, agilidad en el tránsito, y modernidad.
El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), tiene como misión construir y conservar las obras públicas necesarias, para el crecimiento económico sostenido del país, y sus valores son, entre otros: desarrollo, calidad, respeto, honestidad, transparencia… Algunos de estos valores que enarbola dicho Ministerio distan mucho de la realidad. Según se nos ha informado, y así lo dicen las vallas, las compañías constructoras de Acero Estrella y Odebrecht, son las responsables de esta obra de la prolongación avenida Hatuey.
Algunos lugareños nos hemos quejado ante las compañías constructoras y la misma MOPC, en el sentido que el último tramo de lo que era la avenida Hatuey ha sido reducido, de tal manera que solo puede desplazarse un solo vehículo y no dos. Las consecuencias, aparentemente no calculada por los ingenieros de la obra será taponamiento de vehículos, pues abría que esperar que se monte y desmonte el pasajero, o si el vehículo no puede continuar la marcha por desperfectos mecánicos, entonces los vehículos que están detrás deben dar reversa. De igual se le pidió – vía carta- el parqueo de la iglesia, y que la calzada se empalmara con la plazoleta de la iglesia, pero no nos hicieron caso. Es una pena que se haya impuesto la insensatez, es decir, la falta de buen juicio, prudencia y madurez antes de actuar.
Le pedimos a la MOPC, y las compañías constructoras que se re-planteen el diseño de la mencionada obra. Los que reclamamos no somos peritos en materia de ingeniería civil, pero en la escuela se nos enseñó física y matemáticas. Las palabras apocalípticas de la profecía de Daniel nos iluminan la vida presente: “…Lo que está escrito es, Contado, Pesado, y Dividido. “Contado”, quiere decir, nuestros días en esta tierra están contados, y hay límites señalado en la Palabra de Dios, excederse es tentar al Dios de la creación; “Pesado”, es decir, está pesado en una balanza, las obras buenas que hemos hecho, y también las malas; “Dividido”, o sea, si no somos buenos administradores de los dones de Dios, lo que tenemos como don, Dios se lo dará a otro. La cordura y la sensatez, son dones que nos regala el Señor. Toda obra buena, Dios la premia desde el cielo.